miércoles, 27 de octubre de 2010

Capitulo 13





Nadie en esa mesa entendía que demonios pasaba mucho menos él, simplemente se había ido como esa tarde en la cocina, su mirada se perdió entre alguna de las figuras de la camisa de Bill, su rostro no podía ser más inexpresivo tenían la impresión de estar observando un maniquí, estaba tan pálida que parecía que en cualquier momento se iba a desvanecer.

La voz de su hermano se escuchaba a lo lejos pero no era suficiente para hacerla regresar, ese lugar lo único que hacía era tentarla mas y mas a quedarse para siempre, era como regresar a casa todo ahí era perfecto aquella sensación de felicidad que la embargaba al dar pequeños saltos por todo el jardín era inigualable

No se había dado cuenta en qué momento paso de simple espectadora a protagonista, el cantar de las golondrinas era tan dulce como ninguna fruta fresca lo pudiese ser, la brisa agradable de la primavera movía su cabello negro a su antojo vestida con un diminuto y encantador vestido rosa disfrutaba como solo un niño lo podía hacer.

Eleonor ven aquí –Llamo una joven mujer-  Que la observaba conmovida

Helena corrió hacia ella obedeciendo sin siquiera pensarlo, la joven la tomo entre sus brazos la aferro a su pecho, la calidez que desprendía era tan agradable que la hizo cerrar sus ojos al reposar su cabeza en su hombro, tomo un mechón de su pelo para enredarlo en su pequeño  dedo, poco a poco sintió deseos de dormir.   

¡Helena!  

Ignoro el llamado que cada vez sonaba más alto no quería regresar simplemente no quería.

Aquello no era para nada divertido Edward se impacientaba cada vez más, no había manera en hacerla regresar, los ojos expectantes de los cinco estaban sobre ella pero ninguno parecía reaccionar todo aquello era muy extraño, su mirada ni siquiera parecía tener vida.    

Casi sin pensarlo la sujeto tomándola por su brazo, una chispa se encendió en sus ojos respiro profundamente, observo a todos en esa mesa como si fuera la primera vez que lo hacía.

Estas bien – Pregunto Tom- Que aun la sujetaba

Asintió con su cabeza confusa se escabullo de sus manos de inmediato, todo su cuerpo estaba tan pesado, que sentía que no podía dar ni un solo paso pero de un momento a otro se vio caminando rumbo a su habitación.

Edward solo espero unos minutos para ir tras ella al menos debía dejarle un minuto para que se calmara, le quito toda la importancia al asunto ante ellos fingió que no ocurría nada.

♦♦♦♦

Ir a ese lugar realmente la relajaba así que después de todo no le pareció tan descabellado su petición de llevarla al hipódromo anqué aun estaba algo pálida hasta inquieta, suponía que salir un rato y distraerse le haría bien, el también lo necesitaba pero más que todo necesitaba una explicación,  una escusa un tanto absurda a su padre basto para librarse del trabajo esa tarde.

Quiero uno como el –Dijo mientras lo observaba-

Desde que salieron de casa no había pronunciado ni una sola palabra ya había transcurrido poco más de media hora, el silencio lapidario de Helena le llegaba a resultar realmente molesto quizás porque cada vez que la observaba tenía la impresión de estarse viendo en un espejo.   

No tengo tanto dinero como para comprarte un caballo, además no creo que alcance bajo el árbol

Dejo salir una pequeña carcajada mientras tomaban asiento en las butacas, sabía que él quería una explicación de lo que había pasado en la cocina pero como podía explicarle algo que ni ella misma entendía.

Si no gastas tu dinero en ropa algún día puedas tener uno no crees

Se arrepintió de lo dicho al verla, ese gesto como odiaba ese gesto en su rostro, dinero, ropa había olvidado completamente que jamás debía mencionar esas dos palabras en una misma frase, aquel pequeño mostrito compulsivo se había despertado de nuevo.

Rio maliciosamente mientras lo llevaba a rastras hasta la ventanilla de las apuestas, en el camino su cabeza ya empezaba a trabajar en lo que su abuelo llamaba “La ecuación perfecta” tomo algo de dinero de su bolso antes de dárselo a su hermano le susurro los números en su oído.

Estas segura –Pregunto contando el dinero-

Completamente

Unas cuantas carreras todas acertadas bastaron para obtener el dinero suficiente para el anticipo de su regalo de navidad, ese que ella solía llamar de mí para mí, en el  guardarropa de Helena solo había un nombre  Alexander McQueen.

Antes de conocerlo la ropa era solo eso… Ropa, vestirse podía llegar a tornarse en algo aburrido, pero al igual como le había ocurrido con Escocia esa temporada de primavera/verano del 2007 la enamoro por completo.

De pronto vestirse tomo más sentido aquel hombre talentoso se convierto en motivo de culto, su fascinación hacia su genialidad no tenía límite la había hecho conocer un mundo de fascinante extravagancia al que no estaba dispuesta a renunciar.   

Había pasado toda la tarde juntos pero sobre lo ocurrido no había dicho nada, podía escuchar la voz de regaño de su padre retumbando en su cabeza pidiendo que la dejara en paz mas no pensaba hacerlo.

Helena

Mm? –Respondió con desgano- Mientras observaba por la ventana del auto  

Te sientes mejor –Quiso saber- Mientras disminuía la velocidad y la observaba

Si descuida, solo eran nauseas esa cosa con el brócoli… De verdad estaba espantosa 

Hablo en serio - Dijo alzando un poco la voz-  

Que te hace pensar que yo no lo estoy haciendo -Respondió con una calma que lo desconcertaba-

Al verlo acelerar bruscamente supo que la conversación por el momento estaba terminada, no podía salir airoso cuando ella tomaba como si fuera suya esa posición de pretender que no ocurría nada, simplemente el llevaba las de perder por que en eso lo superaba.

♦♦♦♦

Sería una noche muy larga en un par de días al fin regresarían a casa, así que quedaba mucho por hacer antes de tomar su tan merecido receso para las fiestas, el clima a diferencia de los últimas días no estaba tan frio más bien era agradable.

Mientras su hermano se divertía como un niño junto con Gustav golpeándose el uno al otro con bolas de nieve, los ronquidos de Georg irrumpía aquel silencio tan peculiar, había caído seducido en los brazos de Morfeo en el cómodo sofá del lobby, sentado en los escalones podía escucharlos.

Observaba un tanto intrigado hacia el bosque podía ver un poco de luz en medio de la densidad de los arboles, suponía que era artificial y que provenida del otro extremo de la propiedad. 

El chico tomo la correa sujeto a su perro y con la excusa de  llevarlo a dar un  paseo se alejo, camino despacio por el sendero de piedra que lo llevaba a muchos lugares pero sobre todo a donde quería llegar.

Lo libero unos cuantos metros antes de llegar, Max apresuro su paso para adentrarse en el, Tom lo siguió de lejos observando un tanto intranquilo a pesar de que aquel lugar no se diferenciaba mucho de algún otro bosque que no hubiese visto ya.

Cubierto en su totalidad de nieve con enormes arboles que se perdían en las alturas la oscuridad reinaba en todos lados apenas si podía ver donde caminada con la poca luz que se filtraba, alguno que otro sonido de algún insecto melodioso lo acompañaba.

Escuchaba el eco del ladrido de su perro que estaba en algún otro punto del bosque, la niebla poco a poco empezaba a inundar el lugar al contacto con la luz lograba un efecto hermoso, era como si una enorme sabana de blanca y ligera seda se desplazara por el suelo con suavidad.

Siempre le había gustado mucho el agua aunque en el invierno no era lo ideal para darse un baño quería encontrar el lago, no era tan pequeño como Ginger había mencionado o como él pensaba, le tomo alrededor de 20 minutos atravesarlo por completo.

El lago  serbia de limite con la con la propiedad colindante, se extendía mas allá de su vista, la luz como pensaba provenía de unas enormes lámparas que habían en la casa aledaña iluminaban la totalidad de ese lugar y un poca mas allá, al sentir la sobre su rostro entrecerró un poco sus ojos.

Tomo asiento en un tronco hueco observo a su alrededor, mientras Max olfateaba curioso alguna cosa que había en el suelo  esa noche sentía que simplemente ya no podía mas, dejo salir un suspiro y decido no pensar.

Si algo tenía en común con Helena era que algunas veces se guardaba demasiadas cosas para el mismo.

Era realmente extraño verlo de malhumor a pesar de que Bill era especialista en sacarlos de sus casillas, de los cuatro era el que se tomaba las cosas con más calma pero esos días que habían estado ahí, lo habían visto explotar por cosas totalmente absurdas algo le molesta y mucho pero ninguno sabía muy bien que era ni siquiera su hermano.

Ponía de escusa que estaba cansado y que lo dejarán en paz minutos después “volvía”  a la normalidad las risas, los comentarios sínicos las burlas a los demás no se dejaban esperar.

Algunas veces era difícil ser el mismo después de todo en el fondo no era más que un chico de 20 años como cualquier otro.

♦♦♦♦

Aunque se lo había prometido no podía pasar otro día encerrada en esa casa, necesitaba respirar, sentir la brisa fría en su rostro, ver algo más que no fueran las cuatro paredes de su habitación o la biblioteca.

Su punto máximo frente al televisor apenas si llegaba a una hora y solo si era estrictamente necesario se sentaba frente a la pantalla de su computador, con las clases suspendidas por las fiestas ese tiempo se había reducido a ZERO.

Necesitaba desesperadamente caminar, era tan temprano que suponía debían de estar dormidos, bajo las escaleras muy despacio camino apenas  rosando el suelo al llegar último escalón se detuvo para colocarse los zapatos y rápidamente salió.

No es muy temprano para estar despierto –Pregunto- Al salir de la casa

Gustav le sonrió al verla sentarse junto a él, era de las pocos personas a las que no les molestaba despertar tan temprano, era una mañana encantadora típica de invierno el sol apenas si llegaba a calentar, mas el cielo pintado de un celeste claro y el paisaje cargado de nieve invitaba a  pasear.

Las odio… Las mañanas -Recalco- Son demasiado caóticas para mí, pero en invierno

Son realmente hermosas – Concluyo el chico-

Si –Le sonrió- Quieres ir a caminar - Le pregunto mientras terminaba de colocar sus guantes-     

El chico acepto de inmediato siempre había querido conocer un poco mas de esa casa, nunca había tenido el tiempo para hacerlo, esa parecía ser la oportunidad perfecta aun faltaba varias horas para  tomar el vuelo que los llevaría de vuelta a Alemania, así que tenía algo  tiempo ese mañana le sobraba.

Desgraciadamente los jardines se encontraban sepultados bajo la nieve no se lamentaba demasiado ya se le ocurriría una idea que ocuparía su tiempo cuando llegara el verano opto por llevarlo fuera de los limites de esa casa había lugares interesantes por ver así que caminaron despacio hasta alejarse lo suficiente.

Gustav era un chico de pocas palabras quizás por esa razón le agradaba no necesitaba demasiadas explicaciones para entenderse el uno al otro eso le gustaba.

Si de algo estaba verdaderamente consiente era que hablar no era su fuerte era una observadora nata, obtenía más de una persona observándola que hablando con ella.

Su abrazo al despedirse fue totalmente inesperado una ligera sonrisa nerviosa acabo con su rostro inexpresivo al sentir los brazos del chico rodearla cariñosamente no estaba acostumbrada a las muestras de afecto de alguien al que apenas estaba conociendo.

Pero luego de pocos segundos su gesto decía todo lo contrario, estaba cálido su aroma no podía ser más agradable, era una combinación entre productos para el cabello y el jabón de té verde que Ginger solía comprar.     

Si era hermoso su sonrisa parecía iluminar por completo el lugar donde estuviese pero había algo especial en el que iba más allá de su físico, aunque sonara absurdo cada vez que lo veía sentía lo mismo que cuando niña al observar la vitrina de la tienda de mascotas con sus adorables cachorritos.

Parecía que nada irrumpirá en aquella burbuja de inocencia y recuerdos gratos que había construido para salvaguardar ese momento….

Bueno casi nada la mirada incrédula de Edward y el marcado acento de la voz de Tom al despedirse a cabo con todo, le sonrió amablemente, se termino de despedir de los demás salió por la puerta de la cocina rumbo al columpió.

♦♦♦♦

¡Es hermoso! -Dijo entre risas y con un gesto divertido- Queriendo de alguna manera justificar su reacción

Edward no dijo nada solo rio junto a ella mientras trataba de recordaba cómo demonios se columpiaba, la última vez que lo hiso apenas era un niño.

Su necesitad de estar sola y su silencio le habían servido para mantenerla alejada después de tres años y de todo lo ocurrido ella aun continuaba a su lado, era absurdo seguir pensando que se iba a dar por vencida, jamás lo haría.

Era astuta, persistente, sutil, su habilidad para leer a las personas como si fuera uno de sus libros era quizás su mayor fortaleza, conocía sus debilidades sus puntos fuertes, todo aquello que lo hacía enojar y sobre todo como hacerlo hablar.

Si me voy de aquí vendrías con migo

A diferencia de el esa casa había sido su salvación, si no hubiese sido por la decisión repentina de su padre de abandonar la ciudad para mudarse allí en ese instante quizás estuviese internada en algún hospital siquiátrico, tal vez  exageraba demasiado pero en aquel momento sentía que la cordura simplemente la abandonaba.

Sabía que algún día debía dejar la casa mas ese día no estaba cerca aún  quedaban muchos pendientes por solucionar antes de partir.

No puedo dejar a papa solo el aun me necesita, pero sé que te irá bien sin mi – le dijo con un tono de satisfacción muy notable-

Lo siento… Sé que hice las cosas más difíciles de lo que debían ser

No lo creo así,  solo hiciste que las cosas fueran más interesantes con alguien más hubiese sido aburrido no crees –Rio-

O era demasiado orgullosa para aceptar que le había hecho la vida imposible o de verdad veía así, aquella dulce sonrisa en su rostro lo hizo inclinarse por la segunda opción si lo pensaba un poco Helena nunca se tomaba demasiado tiempo para lamentarse por algo.

Por por que el debía continuar lamentándose por lo ocurrido hacia ya tanto tiempo, innumerables veces la había escuchado decir de sus propios labios que solo fue un accidente, Helena era solo una niña inquieta en ese tiempo, la sintió sujetarse de su mano como esa vez no lo hizo mientras la acompañaba a caminar.     

Al llegar a su habitación lo primero que hizo fue salir a la terraza valla que era puntal se dijo al observarlo dentro de la jaula debía tener hambre así que se apresuro a tomar de sus bolsillos las pocas fresas que había sobrevivido del jardín.

¿Qué hacia eso ahí?  Se pregunto al notarlo, las dejo dentro de la jaula tomo asiento en el pequeño sofá, era del tamaño perfecto para caber en el bolsillo, el problema era que no recordaba haberlo puesto ahí.

De todos modos lo desenvolvió con cuidado ni siquiera sabía que sentía al verlo, había agotaba hasta la última posibilidad por encontrarlo, que le era imposible asimilar que había aparecido “misteriosamente” en su bolsillo.

Era ABSURDO lo sabia tan bien pero en ese momento era lo último que le importaba al tenerlo entre sus manos sintió que de algún modo lo que se había ido con ella había regresado al menos por un instante.

Que era? –Le pregunto Bill- Al verlo querer quedarse dormido

Apenas si lo había visto cuando Tom se lo entrego, era solo un simplemente gesto que se le había ocurrido para agradecerles eran personas sumamente amables muy a su manera ella también lo había sido.  

Tom nunca respondió así que supuso debía de esperar hasta que despertara para saber qué demonios era lo que había dejado en su bolsillo al despedirse de ella.
   
Nota: Por más que intente subir los videos siempre me daba un error, pero bueno no importa quería compartirles los links…

Personalmente lo considero un genio es realmente impresionante la puesta en escena creo que encaja perfectamente con la personalidad que quise para Helena, si tiene un tiempo véanlos. 
Alexander McQueen Spring - Summer 2007




sábado, 16 de octubre de 2010

Capitulo 12

Después de mil años aquí está el capitulo… Mil disculpas por la demora pero después de la quinta pagina fue muy difícil seguir, gracias a mi gusto cambiante el blog estuvo cerrado estos días pero ya está de vuelta prometo no tardar tanto la próxima vez.

Saludos a todas :)

Gracias por leer y ya saben son más que bienvenidos sus comentarios




Se observaba en el espejo con detenimiento a la espera de que esa sensación pasara solía tardar largos minutos en “volver” aunque realmente nunca lo hacía por completo solía perder algo en el camino de vuelta que la hacía alejarse cada vez más de lo que alguna vez fue.   

La primera vez que se sintió así tan solo tenía seis años era como ver su vida atreves de otros ojos, muy en el fondo sabia que todo aquello que la rodeaba alguna vez le perteneció, mas aquella sensación de no pertenencia era más fuerte, con los años había disminuido o simplemente había aprendido a lidiar con ella. 

Fingió acomodar su cabello al notar la mirada inquisidora de Ginger al llegar al lobby, de cierto modo la mujer creía entenderla algunas veces simplemente tenía que dejarlo salir.

Helena se alejo fuera de la casa camino entre la nieve sin rumbo fijo esta vez si no lo tenía, se desplazo entre los jardines o lo que había quedado de ellos después de las fuertes nevadas parecía no quedar casi nada.

Tomo asiento en el borde de la fuente para encontrarse a los pequeños y divertidos peces que solían jugar entre sus dedos totalmente congelados, se veían realmente hermosos como si un soplo de hielo los hubiese sorprendido en su habitual danza.

La noche apenas estaba cayendo algo de luz aun quedaba en el cielo, a pesar de todo lo asfixiante que podía ser cuando se lo proponía aquel chico desprolijo e irritante le hacía falta, se había convertido en la única persona que lograba mantenerla cuerda por llamarlo de alguna manera y  ese día lo necesitaba.  

Esta aquí? –Pregunto al entrar- llevaba las llaves del auto y un paquete en sus manos

Acaba de salir

¿Sabes a donde?

No fue de gran ayuda verla encovar sus hombros al desconocer su paradero, alzo un poco el cuello de su abrigo busco un cigarro en sus bolsillos, suspiro cansado no le quedaba otra opción que buscarla el mismo.

Odiaba esa casa como nada en el mundo le revolvía las entrañas el solo hecho de caminar por sus alrededores, los malos recuerdas abundaban en cada rincón si aun continuaba viviendo ahí era por una única y muy fuerte razón… Ella.

Aun no se daba  por vencido, simplemente se negaba a hacerlo sabia que algún día todo volvería a ser como antes, Helena había perdido algo en el camino la culpa lo hacía desistir, no podía debía encontrar el detonante le permitiera regresar.

Tras varios minutos de búsqueda por los jardines la encontró sentada bajo el árbol de pino, estaba distante como siempre en ese mundo suyo que la absorbía cada día más. 

Tomo asiento junto a ella quito un mechón de cabello de su frente trayéndola de vuelta a la realidad.

Creo que te va a gustar –Dijo entregándole el paquete- Con una ligera sonrisa en sus labios

Espero paciente a que lo abriera, lo había ojeado un par de veces pero para él solo era lectura con un lenguaje rebuscado, casi incomprensible más aun así pudo reconocer al verlo en la  vitrina de esa tienda en New York  que era invaluable.

Helena sonrió ampliamente mientras lo observaba incrédula, en sus manos pálidas sujetaba un libro de cubierta negra, era un ejemplar bastante antiguo del  poema el cuervo de Poe la habían hechizado por completo, amaba su lenguaje estilizado, su atmosfera sobrenatural pero sobretodo ese conflicto tan bien plasmado entre el deseo de olvidar y el de  recordar. 

Te gusta- Pregunto impaciente-

Solo asintió con su cabeza, abrió el libro delicadamente observo algunas de sus páginas, las ilustraciones eran fascinantes, el  aroma  a antiguo inundo sus pulmones, suponía que un simple gracias no era suficiente.

Lo dejo a un lado, le dio un beso en su mejilla mientras se aferraba al chico con todas su fuerzas, aspiro profundamente su olor ese que tanto odiaba, Edward tardo unos segundos en reaccionar pero hizo lo mejor que sabía, hacerla sentir que al menos el le pertenecía.
  
♦♦♦♦

El ambiente en esa habitación no podía ser más pesado, aquella conversación banal no le daba más que nauseas, se había acostumbrado a ello pero aun la asfixiaba lograba quitar de ella hasta el último aliento.

Suspiro agotada aquel extenso suspiro venia de su alma de los más profundo de ella, no buscaba atención se había asegurado de  no necesitarla, así que no entendía la mirada de su padre, le respondió con  una sonrisa cargada de ironía sus ojos llenos de verdad de aquella verdad que se negaban aceptar.

Ginger no había terminado de servir su plato cuando se levanto bruscamente salió de ahí por primera vez sin disculparse, quizás su forma de afrontarlo tampoco  había sido la más sana así que evitaba lo mas que pudiese juzgarlos pero había momentos en los que simplemente no podía ignorarlo.

Helena no esperaba que cada año al celebrarse el aniversario de la muerte de su madre todo fuese lágrimas sin sentido, aquel suceso la había hecho tomar una decisión.

Acepto como jamás pensó hacerlo en su vida, lo hizo completamente suyo, lo vivió intensamente, se desgarro el alma, la piel, sus entrañas, se sumergió en su dolor, hasta tocar fondo hasta que sus fuerzas se acabaran por completo.

Al final cuando todo acabo, se sintió libre, su alma encontró paz encontró la valentía que necesitaba para dejarla ir, desprenderse de ella era como desprenderse de una gran parte de su vida que jamás regresaría.  

Se meció lentamente en el columpio con una ligera sonrisa en sus labios, esa noche podía recordarla sin que todo su mundo se viniese encima y aunque  jamás dejaría de extrañarla cada año que pasaba estaba segura de la decisión que había tomado era la indicada.

Sabía que necesitaba continuar sin ella iba a ser mas difícil estaba cansada aun mas confundida pero de alguna u otro manera debía encontrar la manera para descifrar todo aquello que no entendía de su vida.

Hacia un frio de los mil demonios pero aun así la esperaba paciente sentada en los escalones que llevaban al jardín trasero, le rogaba a todos los santos que conocía para que regresara pronto quería asegurarse antes de partir que se encontraba bien.

Ginger era una mujer curiosa, Helena adoraba el color de su cabello era pelirroja por naturaleza, piel blanca, ojos verde claro tenía una voz maravillosa además de una personalidad refrescante.

Podía hablar horas con ella sin cansarte era dulce sin llegarlo a ser demasiado, noble por naturaleza algo impaciente, divertida, su acento su encantador y robusto acento escocés quizás era lo que más le gustaba de ella.

Tenía horas de haberse ido eso no hacía más que preocuparla si bien es cierto conocía cada rincón de esa casa como nadie nunca le había agradado esa manía que tenia de salir sola tan tarde.

Suspiro por enésima vez, fijo su mirada en el bosque mientras se abrasaba a sus piernas para tratar de entrar en calor, esa noche se aferro a la idea aunque no le gustase que se tenía que armar de paciencia, no regresaría a esa casa hasta que no se calmara.

Quizás habían transcurrido un par de horas aunque no estaba muy segura, había perdido por completo la noción del tiempo, se respiraba una calma embriagante la  noche era más que hermosa a pesar del frio que ya no le molestaba tanto estaba pasando un momento agradable.


Cuando caía la noche aquella antigua casa parecía tomar un aire diferente, era como si toda aquella energía  que solía perturbarla se apaciguara, el silencio ya no era tan desalentador y la magia aquella misteriosa magia de la que había escuchado tanto hablar aparecía sin dificultad por primera vez ante sus ojos.    

Una mano sobre su hombro una taza de té muy caliente, llegaron a ella minutos después a hacerle compañía le agradeció el gesto al chico con una sonrisa.

Cuando te vas

Mañana temprano

Guardaron silencio mientras observaban la tranquilidad de la noche, después de todo había algo en esa casa que le agradaba no estaba muy seguro de que era, pero le agradaba se había vuelto una necesidad en especial cuando estaba agotado tomarse al menos unos pocos minutos para tomar asiento en esas escaleras. 

Que hay ahí donde ella va

Un pequeño bosque

Un bosque?

Si

Aun no comprendía por qué le gustaba ese lugar podía pasar horas enteras ahí, pero al menos le ayudaba cada vez que regresaba la notaba ligera, más calmada como si todo aquello que la atormenta se quedaran atrapado en ese bosque.

En el verano es realmente agradable, el lago es encantador

Tom había perdido la cuenta de cuantas veces había visto a su perro perderse entre esos árboles cuando iba tras ella, después de esa noche en el laberinto ni siquiera se molestaba en seguirlo, solía perderse con una facilidad innata en los jardines cercanos, no le preocupaba demasiado después de unas cuantas horas Max solía regresar sano y salvo, algo agitado pero salvo.  


♦♦♦♦

Por primera vez en semanas había dormido bien fue tan agradable moverse entre las sabanas mientras aquella placentera sensación la embargaba, aunque no le gustara dentro de ese frasco de medicamento estaba la solución para su insomnio.


Estaba más que satisfecha pero podía quedarse todo el día bajo sus sabanas, se cubrió el rostro con ellas aspiro un poco su olor el aroma a jazmín aun estaba en ellas eso solo le traía buenos recuerdos.

Dormiste bien- Escucho decir- Descubrió su rostro busco en la habitación   

Las puertas corredizas que llevaban a la terraza estaban abiertas, salió por ellas lo encontró apoyado en la baranda, Helena lo observo con un gesto de extrañes en su rostro.

Solo viene para ver si estabas bien, Ginger se canso de esperarte anoche estaba preocupada  

Papa yo…

Sabes que nunca te pido explicaciones eres igual que…Que tu madre-Dijo con dificultad-  Nunca le gusto darlas, no tengo problemas con ello solo ten cuidado está bien

Helena asintió con su cabeza le sonrió mientras se abrazaba a él para resguardarse del frio, después de su madre era la persona que quizás mejor la entendía aunque no congeniaran en miles cosas apreciaba el hecho dejarla ser ella misma.

Hacia tanto tiempo que la había dejado ir era la única solución para que encontrara eso que había perdido sabia que cuando lo hiciera volvería a ser la misma de antes, dejo en sus manos una pequeña caja de felpa, la había dejado Ginger antes de irse.

Helena tiro del lazo que la ataba quito la tapa, encontró una hermosa golondrina de plata a pesar de ser la primera vez que la veía sabía que estaba ahí, le dio la vuelta para encontrar tallada en ella la inscripción EB 1977.

Olvidaste cerrar la puerta de la jaula, casi se escapa

 ¿Escapar quien?

Era quizás demasiada información en tan poco tiempo, su padre la llevo hasta la jaula sonrió incrédula al observarlo, por un momento pensó que jamás lo iba a logar las frutas frescas de estación habían funcionado mejor, le dio la caja con su regalo a su padre se apresuro a tomarlo.  

Entre sus pálidas manos, su plumaje negro era aun mucho más negro estaba fascinada con el no era para menos era el más hermoso de su especie anqué su relación había sido hostil al inicio las asperezas ya se habían limado.

Lo llevo hasta su mejilla lo roso suavemente en ella mientras le susurraba algo antes de volverlo a dejar dentro de la jaula.

Papa- Lo llamo al verlo irse- Puedo tener un cuarto oscuro para mi cumpleaños

Faltan más dos meses para tu cumpleaños

Lo sé pero creo que lo voy a necesitar

Un cuarto oscuro –Lo pensó por un momento- Si eso es lo que quieres, además creo que saldrá mejor que llevarte de compras –Bromeo entre risas- Antes de partir

Solo sonrió sin ganas al observarlo alejarse, se acerco a la jaula a verlo ensimismada, estaba allí quieto siguiendo cada movimiento de la chica con esmero.

No te voy a dejar enjaulado… -Susurro- Mientras acariciaba suavemente su pequeña cabeza. Pero promete venir a verme todos los días

“Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo
Aún sigue posado, aún sigue posado
En el pálido busto de Palas.
En el dintel de la puerta de mi cuarto”

♦♦♦♦

Aquel gratín de brócoli tenia buen aspecto pero viniendo de su hermano no sabía que esperar pero era eso o esa extraña pasta que habían preparado ellos, a quien se le ocurre mezclar, salsa de tomate con leche  y mostaza  se dijo a misma mientras  observaba a Bill y Gustav devorarla.

Ginger apenas tenía horas de haberse ido ya la extrañaba de su impecable y aromática cocina ya no quedaba ni siquiera el recuerdo, el desastre que había en ella era catastrófico.

Cerro el libro de golpe, respiro profundo dándose ánimos llevo un pequeño trozo de su cena a su boca lo mastico un poco mientras el sabor inundaba su quisquilloso paladar, había algo en el familiar, ese sabor lo había probado ya.  

BB me dio la receta- Menciono un Edward triunfante- Al ver su rostro que de inmediato cambio por una mueca de desagrado para fastidiarlo.

Esta comestible al menos, llamo? – Le sonrió irónica-

Si estabas dormida

Se quedo pensativa no dijo nada mas, odiaba tener que reconocerlo pero de verdad estaba delicioso, alzo su vista lo observo sutilmente le gustaba escucharlo oír hablar alemán a pesar de que no entendía ni una sola palabra aquello no sonaba nada mal.

Puedo verla –Pregunto Tom- Al sentarse junto con Georg cerca de ella

Si

Tomo la golondrina entre sus manos la observo intrigado, le dio la vuelta casi de inmediato y observo a Helena.

Mi abuela tiene una igual hasta tienen la misma inscripción, le gusta mucho las golondrinas tiene muchas en el jardín de su casa

Era como si un rayo cargado de imágenes la hubiese golpeado, su rostro palideció en instantes, se quedo inmóvil sin quiera saber que decir en su mente solo estaba un hermoso y bien cuidado jardín lleno de jaulas con golondrinas y una pequeña niña de escasos tres años, sus hermosos cabellos negros se movían de un lado al otro junto con ella su risa su encantadora e inocente risa inundaba el lugar.

Helena…. Helena?