Nadie en esa mesa entendía que demonios pasaba mucho menos él, simplemente se había ido como esa tarde en la cocina, su mirada se perdió entre alguna de las figuras de la camisa de Bill, su rostro no podía ser más inexpresivo tenían la impresión de estar observando un maniquí, estaba tan pálida que parecía que en cualquier momento se iba a desvanecer.
La voz de su hermano se escuchaba a lo lejos pero no era suficiente para hacerla regresar, ese lugar lo único que hacía era tentarla mas y mas a quedarse para siempre, era como regresar a casa todo ahí era perfecto aquella sensación de felicidad que la embargaba al dar pequeños saltos por todo el jardín era inigualable
No se había dado cuenta en qué momento paso de simple espectadora a protagonista, el cantar de las golondrinas era tan dulce como ninguna fruta fresca lo pudiese ser, la brisa agradable de la primavera movía su cabello negro a su antojo vestida con un diminuto y encantador vestido rosa disfrutaba como solo un niño lo podía hacer.
Eleonor ven aquí –Llamo una joven mujer- Que la observaba conmovida
Helena corrió hacia ella obedeciendo sin siquiera pensarlo, la joven la tomo entre sus brazos la aferro a su pecho, la calidez que desprendía era tan agradable que la hizo cerrar sus ojos al reposar su cabeza en su hombro, tomo un mechón de su pelo para enredarlo en su pequeño dedo, poco a poco sintió deseos de dormir.
¡Helena!
Ignoro el llamado que cada vez sonaba más alto no quería regresar simplemente no quería.
Aquello no era para nada divertido Edward se impacientaba cada vez más, no había manera en hacerla regresar, los ojos expectantes de los cinco estaban sobre ella pero ninguno parecía reaccionar todo aquello era muy extraño, su mirada ni siquiera parecía tener vida.
Casi sin pensarlo la sujeto tomándola por su brazo, una chispa se encendió en sus ojos respiro profundamente, observo a todos en esa mesa como si fuera la primera vez que lo hacía.
Estas bien – Pregunto Tom- Que aun la sujetaba
Asintió con su cabeza confusa se escabullo de sus manos de inmediato, todo su cuerpo estaba tan pesado, que sentía que no podía dar ni un solo paso pero de un momento a otro se vio caminando rumbo a su habitación.
Edward solo espero unos minutos para ir tras ella al menos debía dejarle un minuto para que se calmara, le quito toda la importancia al asunto ante ellos fingió que no ocurría nada.
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Ir a ese lugar realmente la relajaba así que después de todo no le pareció tan descabellado su petición de llevarla al hipódromo anqué aun estaba algo pálida hasta inquieta, suponía que salir un rato y distraerse le haría bien, el también lo necesitaba pero más que todo necesitaba una explicación, una escusa un tanto absurda a su padre basto para librarse del trabajo esa tarde.
Quiero uno como el –Dijo mientras lo observaba-
Desde que salieron de casa no había pronunciado ni una sola palabra ya había transcurrido poco más de media hora, el silencio lapidario de Helena le llegaba a resultar realmente molesto quizás porque cada vez que la observaba tenía la impresión de estarse viendo en un espejo.
No tengo tanto dinero como para comprarte un caballo, además no creo que alcance bajo el árbol
Dejo salir una pequeña carcajada mientras tomaban asiento en las butacas, sabía que él quería una explicación de lo que había pasado en la cocina pero como podía explicarle algo que ni ella misma entendía.
Si no gastas tu dinero en ropa algún día puedas tener uno no crees
Se arrepintió de lo dicho al verla, ese gesto como odiaba ese gesto en su rostro, dinero, ropa había olvidado completamente que jamás debía mencionar esas dos palabras en una misma frase, aquel pequeño mostrito compulsivo se había despertado de nuevo.
Rio maliciosamente mientras lo llevaba a rastras hasta la ventanilla de las apuestas, en el camino su cabeza ya empezaba a trabajar en lo que su abuelo llamaba “La ecuación perfecta” tomo algo de dinero de su bolso antes de dárselo a su hermano le susurro los números en su oído.
Estas segura –Pregunto contando el dinero-
Completamente
Unas cuantas carreras todas acertadas bastaron para obtener el dinero suficiente para el anticipo de su regalo de navidad, ese que ella solía llamar de mí para mí, en el guardarropa de Helena solo había un nombre Alexander McQueen.
Antes de conocerlo la ropa era solo eso… Ropa, vestirse podía llegar a tornarse en algo aburrido, pero al igual como le había ocurrido con Escocia esa temporada de primavera/verano del 2007 la enamoro por completo.
De pronto vestirse tomo más sentido aquel hombre talentoso se convierto en motivo de culto, su fascinación hacia su genialidad no tenía límite la había hecho conocer un mundo de fascinante extravagancia al que no estaba dispuesta a renunciar.
Había pasado toda la tarde juntos pero sobre lo ocurrido no había dicho nada, podía escuchar la voz de regaño de su padre retumbando en su cabeza pidiendo que la dejara en paz mas no pensaba hacerlo.
Helena
Mm? –Respondió con desgano- Mientras observaba por la ventana del auto
Te sientes mejor –Quiso saber- Mientras disminuía la velocidad y la observaba
Si descuida, solo eran nauseas esa cosa con el brócoli… De verdad estaba espantosa
Hablo en serio - Dijo alzando un poco la voz-
Que te hace pensar que yo no lo estoy haciendo -Respondió con una calma que lo desconcertaba-
Al verlo acelerar bruscamente supo que la conversación por el momento estaba terminada, no podía salir airoso cuando ella tomaba como si fuera suya esa posición de pretender que no ocurría nada, simplemente el llevaba las de perder por que en eso lo superaba.
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Sería una noche muy larga en un par de días al fin regresarían a casa, así que quedaba mucho por hacer antes de tomar su tan merecido receso para las fiestas, el clima a diferencia de los últimas días no estaba tan frio más bien era agradable.
Mientras su hermano se divertía como un niño junto con Gustav golpeándose el uno al otro con bolas de nieve, los ronquidos de Georg irrumpía aquel silencio tan peculiar, había caído seducido en los brazos de Morfeo en el cómodo sofá del lobby, sentado en los escalones podía escucharlos.
Observaba un tanto intrigado hacia el bosque podía ver un poco de luz en medio de la densidad de los arboles, suponía que era artificial y que provenida del otro extremo de la propiedad.
El chico tomo la correa sujeto a su perro y con la excusa de llevarlo a dar un paseo se alejo, camino despacio por el sendero de piedra que lo llevaba a muchos lugares pero sobre todo a donde quería llegar.
Lo libero unos cuantos metros antes de llegar, Max apresuro su paso para adentrarse en el, Tom lo siguió de lejos observando un tanto intranquilo a pesar de que aquel lugar no se diferenciaba mucho de algún otro bosque que no hubiese visto ya.
Cubierto en su totalidad de nieve con enormes arboles que se perdían en las alturas la oscuridad reinaba en todos lados apenas si podía ver donde caminada con la poca luz que se filtraba, alguno que otro sonido de algún insecto melodioso lo acompañaba.
Escuchaba el eco del ladrido de su perro que estaba en algún otro punto del bosque, la niebla poco a poco empezaba a inundar el lugar al contacto con la luz lograba un efecto hermoso, era como si una enorme sabana de blanca y ligera seda se desplazara por el suelo con suavidad.
Siempre le había gustado mucho el agua aunque en el invierno no era lo ideal para darse un baño quería encontrar el lago, no era tan pequeño como Ginger había mencionado o como él pensaba, le tomo alrededor de 20 minutos atravesarlo por completo.
El lago serbia de limite con la con la propiedad colindante, se extendía mas allá de su vista, la luz como pensaba provenía de unas enormes lámparas que habían en la casa aledaña iluminaban la totalidad de ese lugar y un poca mas allá, al sentir la sobre su rostro entrecerró un poco sus ojos.
Tomo asiento en un tronco hueco observo a su alrededor, mientras Max olfateaba curioso alguna cosa que había en el suelo esa noche sentía que simplemente ya no podía mas, dejo salir un suspiro y decido no pensar.
Si algo tenía en común con Helena era que algunas veces se guardaba demasiadas cosas para el mismo.
Era realmente extraño verlo de malhumor a pesar de que Bill era especialista en sacarlos de sus casillas, de los cuatro era el que se tomaba las cosas con más calma pero esos días que habían estado ahí, lo habían visto explotar por cosas totalmente absurdas algo le molesta y mucho pero ninguno sabía muy bien que era ni siquiera su hermano.
Ponía de escusa que estaba cansado y que lo dejarán en paz minutos después “volvía” a la normalidad las risas, los comentarios sínicos las burlas a los demás no se dejaban esperar.
Algunas veces era difícil ser el mismo después de todo en el fondo no era más que un chico de 20 años como cualquier otro.
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Aunque se lo había prometido no podía pasar otro día encerrada en esa casa, necesitaba respirar, sentir la brisa fría en su rostro, ver algo más que no fueran las cuatro paredes de su habitación o la biblioteca.
Su punto máximo frente al televisor apenas si llegaba a una hora y solo si era estrictamente necesario se sentaba frente a la pantalla de su computador, con las clases suspendidas por las fiestas ese tiempo se había reducido a ZERO.
Necesitaba desesperadamente caminar, era tan temprano que suponía debían de estar dormidos, bajo las escaleras muy despacio camino apenas rosando el suelo al llegar último escalón se detuvo para colocarse los zapatos y rápidamente salió.
No es muy temprano para estar despierto –Pregunto- Al salir de la casa
Gustav le sonrió al verla sentarse junto a él, era de las pocos personas a las que no les molestaba despertar tan temprano, era una mañana encantadora típica de invierno el sol apenas si llegaba a calentar, mas el cielo pintado de un celeste claro y el paisaje cargado de nieve invitaba a pasear.
Las odio… Las mañanas -Recalco- Son demasiado caóticas para mí, pero en invierno
Son realmente hermosas – Concluyo el chico-
Si –Le sonrió- Quieres ir a caminar - Le pregunto mientras terminaba de colocar sus guantes-
El chico acepto de inmediato siempre había querido conocer un poco mas de esa casa, nunca había tenido el tiempo para hacerlo, esa parecía ser la oportunidad perfecta aun faltaba varias horas para tomar el vuelo que los llevaría de vuelta a Alemania, así que tenía algo tiempo ese mañana le sobraba.
Desgraciadamente los jardines se encontraban sepultados bajo la nieve no se lamentaba demasiado ya se le ocurriría una idea que ocuparía su tiempo cuando llegara el verano opto por llevarlo fuera de los limites de esa casa había lugares interesantes por ver así que caminaron despacio hasta alejarse lo suficiente.
Gustav era un chico de pocas palabras quizás por esa razón le agradaba no necesitaba demasiadas explicaciones para entenderse el uno al otro eso le gustaba.
Si de algo estaba verdaderamente consiente era que hablar no era su fuerte era una observadora nata, obtenía más de una persona observándola que hablando con ella.
Su abrazo al despedirse fue totalmente inesperado una ligera sonrisa nerviosa acabo con su rostro inexpresivo al sentir los brazos del chico rodearla cariñosamente no estaba acostumbrada a las muestras de afecto de alguien al que apenas estaba conociendo.
Pero luego de pocos segundos su gesto decía todo lo contrario, estaba cálido su aroma no podía ser más agradable, era una combinación entre productos para el cabello y el jabón de té verde que Ginger solía comprar.
Si era hermoso su sonrisa parecía iluminar por completo el lugar donde estuviese pero había algo especial en el que iba más allá de su físico, aunque sonara absurdo cada vez que lo veía sentía lo mismo que cuando niña al observar la vitrina de la tienda de mascotas con sus adorables cachorritos.
Parecía que nada irrumpirá en aquella burbuja de inocencia y recuerdos gratos que había construido para salvaguardar ese momento….
Bueno casi nada la mirada incrédula de Edward y el marcado acento de la voz de Tom al despedirse a cabo con todo, le sonrió amablemente, se termino de despedir de los demás salió por la puerta de la cocina rumbo al columpió.
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¡Es hermoso! -Dijo entre risas y con un gesto divertido- Queriendo de alguna manera justificar su reacción
Edward no dijo nada solo rio junto a ella mientras trataba de recordaba cómo demonios se columpiaba, la última vez que lo hiso apenas era un niño.
Su necesitad de estar sola y su silencio le habían servido para mantenerla alejada después de tres años y de todo lo ocurrido ella aun continuaba a su lado, era absurdo seguir pensando que se iba a dar por vencida, jamás lo haría.
Era astuta, persistente, sutil, su habilidad para leer a las personas como si fuera uno de sus libros era quizás su mayor fortaleza, conocía sus debilidades sus puntos fuertes, todo aquello que lo hacía enojar y sobre todo como hacerlo hablar.
Si me voy de aquí vendrías con migo
A diferencia de el esa casa había sido su salvación, si no hubiese sido por la decisión repentina de su padre de abandonar la ciudad para mudarse allí en ese instante quizás estuviese internada en algún hospital siquiátrico, tal vez exageraba demasiado pero en aquel momento sentía que la cordura simplemente la abandonaba.
Sabía que algún día debía dejar la casa mas ese día no estaba cerca aún quedaban muchos pendientes por solucionar antes de partir.
No puedo dejar a papa solo el aun me necesita, pero sé que te irá bien sin mi – le dijo con un tono de satisfacción muy notable-
Lo siento… Sé que hice las cosas más difíciles de lo que debían ser
No lo creo así, solo hiciste que las cosas fueran más interesantes con alguien más hubiese sido aburrido no crees –Rio-
O era demasiado orgullosa para aceptar que le había hecho la vida imposible o de verdad veía así, aquella dulce sonrisa en su rostro lo hizo inclinarse por la segunda opción si lo pensaba un poco Helena nunca se tomaba demasiado tiempo para lamentarse por algo.
Por por que el debía continuar lamentándose por lo ocurrido hacia ya tanto tiempo, innumerables veces la había escuchado decir de sus propios labios que solo fue un accidente, Helena era solo una niña inquieta en ese tiempo, la sintió sujetarse de su mano como esa vez no lo hizo mientras la acompañaba a caminar.
Al llegar a su habitación lo primero que hizo fue salir a la terraza valla que era puntal se dijo al observarlo dentro de la jaula debía tener hambre así que se apresuro a tomar de sus bolsillos las pocas fresas que había sobrevivido del jardín.
¿Qué hacia eso ahí? Se pregunto al notarlo, las dejo dentro de la jaula tomo asiento en el pequeño sofá, era del tamaño perfecto para caber en el bolsillo, el problema era que no recordaba haberlo puesto ahí.
De todos modos lo desenvolvió con cuidado ni siquiera sabía que sentía al verlo, había agotaba hasta la última posibilidad por encontrarlo, que le era imposible asimilar que había aparecido “misteriosamente” en su bolsillo.
Era ABSURDO lo sabia tan bien pero en ese momento era lo último que le importaba al tenerlo entre sus manos sintió que de algún modo lo que se había ido con ella había regresado al menos por un instante.
Que era? –Le pregunto Bill- Al verlo querer quedarse dormido
Apenas si lo había visto cuando Tom se lo entrego, era solo un simplemente gesto que se le había ocurrido para agradecerles eran personas sumamente amables muy a su manera ella también lo había sido.
Tom nunca respondió así que supuso debía de esperar hasta que despertara para saber qué demonios era lo que había dejado en su bolsillo al despedirse de ella.
Nota: Por más que intente subir los videos siempre me daba un error, pero bueno no importa quería compartirles los links…
Personalmente lo considero un genio es realmente impresionante la puesta en escena creo que encaja perfectamente con la personalidad que quise para Helena, si tiene un tiempo véanlos.
Alexander McQueen Spring - Summer 2007