Apenas si tuvo
tiempo para correr hacia ella y sujetarla antes de que fuera a caer al piso,
después de un tiempo de intentar superar todo aquello que la abrumaba, su
cuerpo no pudo resistirlo más.
Por un lapso de tiempo prudente ambos se
dejaron envolver en la atmosfera de confusión que lo abarrotaba todo.
Había muchas preguntas que necesitaban con
urgencia responderse, mas no era el momento y de todo quizás era lo único que
llegaba a entender.
Puedes… -Pidió B-B- algo nerviosa, mientras intentaba sin éxito
sujetarla
Tom lo dudo por un momento, después de todo
sentía que de alguna u otra manera él era el causante, mas Helena estaba
claramente inconsciente.
El poco peso que cargaba sobre si misma las
últimas semanas pareció esfumarse entre sus brazos, el chico la cargo sin
ninguna dificultad hasta llevarla a su habitación.
Estaba más oscura y fría que de costumbre
por un momento tuvo la impresión de que estaba desolada, como si la apenas perceptible “sensación” que solía haber en ella se hubiese esfumo junto con Helena.
Aguardo por un minuto de pie cerca de su
cama, mientras B-B intentaba quitar las muchas cosas que había sobre ella.
No pudo guardarse para sí mismo lo que
pensaba al verla. Helena descansaba sobre su pecho completamente ajena a lo que
a su alrededor pasaba.
No era por alardear y hasta
cierto punto se había acostumbrado a ello, su sola presencia solía despertar pasiones
desbordadas que en algunas ocasiones solían terminar en desmayos.
Pero esta vez era diferente, ella no era
una de esas chicas y le quedaba claro que su desmayo no había sido provocado por
su entrañable carisma o su irresistible sonrisa.
♦♦♦♦
Aquella voz que le hablaba se escuchaba tan
lejana, las imágenes que llegaban a sus ojos no era más que sombras difusas sin
ningún sentido.
Los pensamientos se agolpaba en su cabeza
listos para hacerla delirar y de nuevo
aquella voz los alejaba. Un fuerte apretón de manos la mantuvo despierta por un
momento, para luego ser arrastrada al
abismo que la mantenía cautiva.
Mirar a través de sus ojos para encontrarse
con un vacio abrumador la horrorizaba, Helena parecía ser simplemente un
cascaron vacio, una muñeca inerte, apenas si se vislumbraba en ella un vago
recuerdo de su extraño ser.
B-B no podía darse por vencida, hecho mano
de sus recuerdos de aquellos que había dejado atrás hacia tanto tiempo.
De vez en cuanto una pequeña chispa se
encendía en su mirada más esta se volvía a disipar al poco tiempo. Una penumbra
gris se había apoderado de sus hermosos ojos matando de a poco sus esperanzas
de hacerla volver.
La vida de Helena parecía apagarse sin que
ella pudiese hacer más que aferrarse a todo lo que alguna vez habían vivido….
La angustia
que otorga respiro a las lágrimas, se consume y desgasta. –Murmuro Helena-
La
mujer simplemente la observó sin comprender nada
Los espíritus tristes, cuando menos lo parecen, más
tristes están…
John Donne –Recordó B-B- Aun sin comprender por qué lo había citado
Ni Helena misma parecía
comprenderlo, parecía ser un simple reflejo de aquella memoria perdida que
empezaba a despertar.
¿John Donne? No entiendo
Una sonrisa de satisfacción borro por completo su angustia, en su rostro
pálido se reflejaba su insaciable curiosidad. Helena aguardo paciente mientras
B-B aclaraba sus pensamientos.
Muerte. –Le sonrió- Es un poema de John Donne, solía… Cuando tenía tu edad tu mama solía leerlo para mí. Creo que aun debo de tener el libro por ahí.
Sus delgados dedos se sumergieron
entre las páginas en su búsqueda, había pasado tanto tiempo, pero al recordarlo todo parecía intacto. Una
leve sonrisa se dibujo en su rostro al encontrarlo.
Extendió el libro abierto
hacia Helena jamás había podido lograrlo y esta no sería la excepción.
Helena lo tomo entre sus
manos, sus pálidos labios se entreabrieron un poco pero ningún sonido salió de
ellos.
Deberías descansar
¡No! –La detuvo- Yo… Necesito
saberlo
Demasiada información para un solo día no crees. Descansa
El libro se
esfumo de sus manos de la misma manera en la que había llegado, observo cómo lo
guardaba dentro de la pequeña mesa junto a su cama.
Aun se
sentía un tanto débil como para imponerse, así que no le quedo otra opción que
aceptar con desgano mientras se sumergía entre las sabanas de su cama.
Espera -Dijo-
Al escuchar sus pasos al salir. ¿Como llegue hasta aquí?
Uh, bueno… Yo…
♦♦♦♦
Apenas si se
podía distinguir la tenue luz que provenía del jardín, no estaba seguro de más
por algún motivo sabia de que eran velas, aunque su sentido común le dictaba que debía
irse a la cama, aquella espina
clavada dentro de el parecía ser más fuerte.
La primavera
parecía haberse saltado aquel lugar esa noche, el cielo no podía ser más negro,
el frio llegaba a resultarle incluso más insoportable que en invierno y a sus
pies un manto espeso de niebla lo
ocultaba todo.
El camino
adoquinado que lo llevaba hasta ahí había desaparecido a su vista pero lograba
recordar algo de él. La luz de las velas se hizo evidente al acercarse dejándolo
ver todo lo que allí se encontraba.
El curioso gorro
de su capa negra le cubría el rostro, más sus pálidas y delicadas manos
quedaban visibles al sujetar la cámara.
De pie a
solo pocos metros de ella el chico la observaba con cierta precaución a lo pudiese
desencadenar.
Después de
un periodo prudente se dio cuenta de que su presencia no le importunaba ni
siquiera parecía percatarse de que el estuviese allí.
Tom tomo
asiento plácidamente en una de las sillas que rodeaban la mesa, abarrotada de
flores, antigüedades, fotografías, vajilla china para te y comida (para acompañarlo)
suficiente como para servir a unas cuantas personas.
Mas faltaban
escasas horas para el amanecer y ella como la mayoría del tiempo se encontraba sola.
Encerrada en
su burbuja de extraña y oscura fantasía parecía no haber espacio para algo o
alguien más, era solitaria, un tanto egoísta y si quizás en algunas ocasiones
un tanto mezquina como para ceder si quiera algo de su tiempo.
Los pequeños
golpes en la taza parecían haber dado resultado, una leve sonrisa de
satisfacción (tenía que admitirlo) desdibujo el gesto de fastidio al verse completa
y totalmente ignorado.
Con un leve
movimiento dejo caer el gorro de su capa hacia atrás dejando al descubierto su
rostro. ¿Acaso podía ser más inexpresivo? Su mirada cargada de una muy extraña calma
se poso en el chico para luego dirigirse a sus dedos que aun golpeaban la taza.
¿Acaso le
molestaba? Por un segundo lo creyó, mas aquel ligero destello de enfado en sus
ojos sucumbió tan rápidamente que lo hizo dudar inclusive de que lo hubiese
visto.
Continúo
ignorándolo…. Con maestría y hasta cierto encanto mientras se preguntaba qué
era lo que había dicho y porque demonios
estaba ahí.
Helena dejo
de lado la cámara para tomar asiento justo frente al chico, su mirada se torno
cálida después de algunos minutos o simplemente parecía al fin acceder a su
juego.
Por supuesto
que todo aquello le resultaba extraño, inclusive sumamente incomodo pero no
podía detenerse. Era embriagante, sumamente adictivo y tremendamente seductor.
Su mirada
producía en el mismo efecto que una droga, una vez que caía en ella y le tomaba el “gusto” por decirlo de alguna
manera no podía apartarse de ella.
¿Te?
–Pregunto- Desviando la mirada hacia la tetera que había entre sus manos.
El gesto del
chico no parecía dar una respuesta muy clara, parecía algo desconcertado, mas Helena
no tomo mucho en cuanta su opinión casi de inmediato lo sirvió para ambos.
El agua aun
estaba perfecta… La pequeña flor seca de jazmín desprendió su fantástico olor
al primer contacto con ella.
Aquella
imagen se había repetido miles de veces
frente a sus ojos pero aun lograba causar en ella la misma impresión de
la primera vez.
Se sentía
como si hubiese tomado un trago de algún frasco de perfume, todo su paladar había
sido impregnado del intenso y dulce sabor. El chico lo retuvo por unos momentos
más antes de tragarlo con dificultad.
¡Oh! –Rio-
Lo siento… –Se lamento- Mientras acercaba a él un pequeño plato abarrotado de
emparedados de pepino. Te va a limpiar el paladar.
El chico la
observo con una mueca divertida mientras llevaba uno de los diminutos
bocadillos a su boca.
No todos suelen tolerarlo a la primera –Susurro-
¿Porque
debía de hacerlo él? Helena parecía estar complacida como si de alguna manera
esperase su reacción.
El repentino
silencio de la noche parecía haberla importunado, anqué a simple vista no había
rastro de ello ya no le fue difícil comprenderlo.
‘’You don’t have to speak,
I fell’
¿Estás Bien?
Podría hacer
sido el tono en que había empleado, su acento o simplemente quizás porque era
la primera vez que la escuchaba de su boca.
Podrían
haber sido muchas cosas, más la molestia que solía despertar cada vez que hacían
aquella pregunta nunca apareció.
Helena lo
medito por un momento, mantuvo su vista fija en la taza que había entre sus
manos para luego mirar al chico. ¿Por qué demonios no podía retenerlo? Se
cuestiono.
Tengo frio…
Creo… No lo sé –Admitió al fin-. Las palabras fluyeron de su boca con tal
sinceridad que ni ella misma podía creerlo.
Sabía que lo
había olvidado, después de todo ese era el objetivo, olvidar y no tener que hablar de ello.
Pero tampoco
podía negar que le causaba frustración el no tener si quiera una idea vaga de lo
que le causaba temor.
Tom guardo
silencio mientras continuaba observándola, intento no pensar en nada pues sabia
(aunque no comprendía) que esto le afectaba.
Absorbía
cada una de sus emociones como si fuese una esponja aunque la mayoría del
tiempo parecía no afectarle demasiado con él todo era diferente.
“Coincidence makes sense only with you”
♦♦♦♦
Por primera
vez Helena se permitió sentir con infinita libertad y sin reprimir
absolutamente nada todo lo que el chico despertaba en ella, aunque esto no
alejo por completo sus temores.
Por supuesto
había logrado ocultarlo solamente para ella, Tom solo podía percibir cierta
preocupación mezclada con ansiedad en su mirada cuando lo observaba por
periodos que
Helena consideraba prudentemente extensos.
No quería
molestarlo… Y es que a pesar de que el chico mantenía la calma (cosa que Helena realmente apreciaba)
tampoco esperaba que la mantuviese por mucho más
tiempo.
Podrías… -Le
pidió- Al señalar las cajas que se encontraban en la mesa. Solo déjalas en la
cocina. Por favor.
Un retumbo
en el cielo rompió el silencio, la brisa perfumaba de lluvia despeino sus
cabellos.
El chico
maldijo para sus adentros mientras se apresuraba a guardar los dulces antes de que la lluvia
los estropeara.
Helena
coloco nuevamente el gorro en su lugar y resguardo sus manos dentro de los
bolsillos de su capa, al sentir las gotas frías caer sobre ella.
Una ráfaga
helada se adelanto a sus movimientos apagando de golpe todas las velas a la
vez.
Helena
parecía disfrutar de las primeras lluvias de primavera un sutil y extraño gesto
en su pálido rostro parecía confirmarlo.
Camino
despacio, muy despacio sus pasos premeditadamente cortos la llevaron al interior de la casa minutos
después que el chico, los suficientes para guardar los restos de dulces en su
lugar, secarse un poco y deambular por algún lugar que no había visto hasta el
momento.
Quizás era
poco observador o simplemente aquel pasillo que lo llevaba hasta esa habitación
no había estado allí la última vez. Un aroma a pino o algo similar le dio la
bienvenida al entrar.
Todo estaba
perfectamente limpio y quizás extremadamente sencillo… Cosa que lo hacía dudar
que de fuese la misma casa. Estanterías vacías, unas cuantas mesas, algunas
lámparas y un sillón eso era todo.
No había
rastro de que Helena y su… Ingenio hubiese estado allí jamás.
cerrarlo en el invierno. –Explico- Desde el umbral de la puerta.
La madera crujió
bajo sus pies al acercarse, un escalofrió recorrió toda su espalda al sentir su
presencia justo detrás de el.
Descuida no
es te. -Bromeo- al colocar en sus manos la taza.
Había algo
en ella esa noche que no terminada de entender… Era… Extraño no podía
describirlo al menos no con palabras más si podía sentirlo, cada milímetro de
su cuerpo parecía percibirlo, repelerlo.
No era solo
esa mirada fría que le congelaba hasta las entrañas, ni aquel maldito falso gesto
de “No sucede nada” en su pálido
rostro. Ni siquiera el creciente molestar en su estomago que solo había sentido
en momentos de vértigo extremo.
Era toda
ella, sentía deseos de tomarla por los hombros y sacudirla hasta lograr una
reacción. Como podía lidiar con ello? Como podía vivir con todo eso dentro suyo?
Como? Como? Podía despertar en el aquella maldita frustración que parecía
enloquecerlo.
Bebió un
poco simplemente para complacerla, satisfecha se alejo rumbo a la ventana
dejándolo solo en medio de la habitación.
Su peso se
vino abajo como una ligera pluma cayendo sobre el sillón, estaba exhausto ni
siquiera comprendía porque estaba ahí, pudiendo estar cómodo y seco en esos
momento entre sus sabanas.
Bebió unas
cuantas veces más, a medida que lo hacía parecía ya no impórtale nada, sus
parpados cayeron delicadamente, al fondo muy al fondo lo último que escucho fue
la lluvia golpear la ventana.
Dormía placida
y tranquilamente desparramado sobre el sillón mientras Helena lo observa, esta
vez sin ningún reparo.
No podía
recordarlo… Esculco entre sus recuerdos, un gesto una sonrisa algo… No había
nada similar.
Se había
obsesionado con el chico de una manera que no podía entender, no era una pieza
de antigüedad valiosa, ni ninguna prenda de la última colección de McQueen y si no podía recordarlo era porque jamás
había pertenecido aquel pasado que la atormentaba.
Entonces
porque la había cautivad de aquella
manera? Quizás porque a pesar que de vez
en cuando la dejaba entrar a su mundo, poco o nada había obtenido de él.
Era más
hermético de lo que esperaba mucho más de lo que había sido Edward para Helena
y con él había tenido suficiente. O al menos eso quería pensar.
Deslizo
delicadamente la taza entre su mano hasta quitarla por completo el chico ni
siquiera se inmuto.
Recorrió
cada centímetro de su rostro, mientras tomaba asiento sobre la pequeña mesa,
quería estar segura. Pero sabía, bien sabia que él era de esas personas (que para
bien o para mal) le sería difícil olvidar.