miércoles, 13 de febrero de 2013

Capitulo 26

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Todo en él le resultaba tan familiar y a la misma vez tan extraño, Helena coloco su mano extendida sobre su pecho y él le sonrió. No había dicho ni hecho nada, solo la observaba a la espera de ella.

Los latidos de su pecho golpearon su mano y ella ya no pudo soportarlo,   lo había extrañado tanto, sus brazos la envolvieron como lo habían hecho tantas otras veces y al fin supo que había  regresado.

Sus ojos turbios,  no podía quitar de su cabeza aquella imagen era como si una especie de manto blanco se hubiese apoderado de ellos dejándolos en aquel estado.

Prácticamente un segundo después cuando aun intentaba dirigir lo que observaba,  ella se refugio entre sus brazos susurrando cosas que él no podía comprender. 

El chico parecía haber entrado en una especie de shock o simplemente su cabeza no lograba asimilarlo.  Sus brazos inmóviles colgaban de sus costados quizás por que temía lo que pudiese causar el contacto  o simplemente por que sentía que él no podía ser el receptor de su abrazo.

Quizás por que se sentía absurdo o por simple curiosidad sus manos fueron a parar a su cintura atrayéndola hacia el aun mas.

Su mejilla se apoyó en su cabello mientras sus dedos subían por su espalda, la sensación del encaje en ellos parecía agradarle, parecía calmarlo.

Después de unos minutos ya no hubo nada mas, sus temores, lo extraño que parecía todo aquello y todo lo que fuese que lo hacia sentir incomodo desapareció.

Fue como despertar de un sueño del que no quería regresar jamás, sus ojos se iluminaron llevándose consigo lo que fuese que los había opacado.

La familiaridad que percibía de el desapareció dejando en su lugar aquella extraña sensación que solía revolverle las entrañas.

Helena sintió como si cada centímetro de su piel se prendiera en llamas,  su olor se había impregnado en ella, todo en él estaba en ella. Ni siquiera pudo reaccionar se paralizo entre sus brazos mientras intentaba en vano hablar.

Casi de inmediato lo sintió… Su calor, aquel extraño y agradable calor, sentía la necesidad de estrecharla aun más de sentirlo aun más a pesar de que sabía que podía causarle daño.

Todo transcurrió en cuestión de segundos Tom  se alejó dejándola en libertad, dejando en ella una sensación febril la misma que deja una fuerte e insoportable gripe.

La observo tambalearse mientras subía los pocos escalones que separaban el jardín de la casa para luego perderse dentro de ella.

Sabía que no debía involucrarse y seguirle el juego como todo el mundo en esa casa pero llegado el momento su terquedad o el simple hecho de que disfrutaba llevarle la contraria podía más.

Todo aquel “protocolo” que habían estipulado para ella le parecía simplemente absurdo, por cuanto mas tiempo podían seguir ignorándola, como si se tratase de un fantasma del que todos sabían de su existencia pero se negaban rotundamente  a ver.
∞∞∞∞

El agua fría recorría su espalda desnuda llevándose consigo cada una de las sensaciones que se habían despertado, la llave giro entre sus manos en un intento desesperado de recobrar aquel estado inerte al que estaba acostumbrada.

Había aprendido a no sentir nada, había aprendido a olvidarlo, a depositar todo en algún lugar dentro de ella misma para jamás dejarlo escapar.

Eso la había mantenido equilibrada o al menos le había resultado a excepción de las últimas semanas en las que nada de lo que intentara parecía funcionar.

El agua corrió de nuevo por su cuerpo llevándose los restos del jabón borrando su olor borrando su calor.  

La encontró en medio de su cama sentada sobre sus piernas con su vista mirando a la nada. “No me siento bien” fue lo que la escucho decir al entrar en la cocina  y desvanecerse sobre una de las sillas, sus pálidas mejillas se habían teñido de un leve rojo carmesí.

B-B se acercó en silencio la había dejaba consternada al escucharla hablar aceleradamente sobre algo que parecía no tener sentido.

La parte externa de una de sus manos roso levemente una de sus mejillas asegurándose de que la fiebre ya se había ido.

¿Helena?  -Llamo- La mujer sin obtener ninguna respuesta.

Quito la toalla que envolvía su cabello para luego peinarlo delicadamente mientras Helena se mantenía inmersa en sus pensamientos.

Creo que tuve una regresión –Murmuro-

No era la primera vez que tenía una de ellas,  pero al menos ahora podía tener una idea de lo que realmente ocurría.  B-B la escucho hablar esta vez con más claridad  y algo más de coherencia.

Todo había sido tan real, el más que nada aquel completo extraño, el cual su memoria se negaba rotundamente a darle si quiera una pista de quien era.  Se había enterrado en ella al igual que esa sensación que trataba inultamente de olvidar.

Hubiese podido pasar prácticamente todo el día dentro de aquella ducha que ni mil litros de agua ni docenas de jabones de jazmín hubiesen funcionado para borrar lo que el chico había despertado en ella y se había enterrada bajo su piel.

Helena sintió despertar del más profundo de sus olvidos aquella persona que solía ser aquella persona que pretendía muerta en el fondo de ese lago.

¿Y que tenia el que ver con todo esto? No podía dejar de preguntárselo pero tampoco podía evitar sentir que le afectaba más de lo que quería admitir.

Aquella parte suya aquella que pertenecía a otro mundo y la mantenía cautiva dentro de ella misma se las había ingeniado para mantenerlo alejado.

Pero ahora, ahora… Helena suspiro

I don't know what more to ask for
I was given just one wish
it’s about you and the sun




Estos dos últimos dos han estado cortos ya lo se mis disculpas por ello, pero creo que prefiero hacerlos así y postear mas seguido que hacerlos mas largos y quedarme atorada mil años  con los capítulos.
En fin…
Gracias por leer J

domingo, 3 de febrero de 2013

Capitulo 25





Pag 38
Goetheallee 9-11, Haus 3 - Hamburgo, Alemania
Se que no es de mi incumbencia, pero pense que querías saberlo

Tom



Helena entrego en sus manos la libreta junto con la nota que le había dado Edward la noche anterior.  B-B se apresuró a leerla  sin ocultar  su consternación, casi de inmediato una oleada de preguntas invadió su cabeza.
Era una dirección, al menos tenia la seguridad de que lo era y quizás ese seria el  dato mas  claro que  había logrado descifrar en toda aquella maraña de relatos.

Quiso recurrir a Helena más ella  parecía no estar muy dispuesta.  Apenas si le había dado un vistazo a lo escrito  la noche anterior. Sabía muy bien, que en el momento en que se adentrara en todo aquello no encontraría la manera de escapar. 

Lo siento­  -susurro-  de verdad… pero no puedo.

Se disculpo al dejarla con la palabra en la boca, B-B la observo alejarse aferrada con vehemencia a si misma.
Entendía su temor, inclusive su manía de repeler y darle mas largas a un asunto que pedía a gritos una conclusión,  pero tampoco podía evitar llenarse de frustración.

La joven mujer lleno de aire sus pulmones, lo retuvo un poco para después dejarlo salir lentamente.  Necesitaba calmarse, dejar de un lado sus frustraciones y enfocarse en como demonios la hacia entrar en razón.

Era cuestión de tiempo, de eso estaba segura. Tiempo  podía palparlo a simple vista, Helena no podía cargar con ello por mucho mas.  Prácticamente era una bomba a punto de explotar, los años de represión voluntaria a los que se había sometido estaban a punto de acabar.

Medicamentos, interminables tardes después de colegio, recluida  en la oficina de su terapeuta tratando de lidiar con una verdad que le era imposible afrontar. Recuerdos que pensó que había dejado atrás regresaban de nuevo para hacerla revivir su inestabilidad.

Eran quizás demasiadas cosas a las que le tenía miedo, pero el mayor de sus temores, el que la llevaba aquel 
estado mezquino de fragilidad  era volver a tocar fondo.

No podía, no debía permitirlo de nuevo, simplemente no podía. Su corazón  desbocado latió dentro de ella  haciendo que sus piernas se soltaran  como si se tratase de una hoja de otoño.

Sus rodillas golpearon el piso, su espalda busco refugio sobre el tronco del viejo árbol de pino, al verla daba la impresión de ser una muñeca de trapo tirada en un rincón.

Después de retenerlas sin éxito por unos momentos, salieron de sus ojos para recorrer libremente su pálido rostro.

Lloro por lo que no se había permitido todo esos años y era algo que se debía a si misma desde hacia ya mucho tiempo.

∞∞∞∞

Esperaba en la penumbra  con la mirada pérdida  y sus pensamientos puestos en ella,  no sabia cuanto llevaba en ese sofá, pero tampoco le importaba tener que esperarla un poco más.

La noche avanzaba lentamente, dándole el espacio necesario para pensar con claridad. Había solo una razón por la que había regresado y en eso debía enfocarse. Helena no le hacia las cosas mas sencillas, pero se lo debía, valla que se lo debía.

Helena entro por el umbral de la puerta al poco tiempo, se condujo por la oscuridad con naturalidad, su mirada cristalina pronto la encontró hecha un ovillo sobre el sofá.

¿Llevas mucho tiempo aquí?

Descuida –Respondió - Intentando restarle importancia.  Te estaba esperando para que comieras

¿Puedo mostrarle algo antes?

B-B asintió ligeramente y la acompaño hasta la estancia que solía usar su abuelo, la habitación abarrotada  de libros y pinturas extrañas prácticamente estaba igual que la última vez.

Ambas tomaron asiento sobre la butaca del piano, Helena suspiro profundo mientras sus dedos delgados se 
acoplaban sobre el teclado.  Espero por un momento y recordó. Todo estaba allí, oculto en algún  lugar dentro de ella misma.

Fue la sensación mas extraña que había percibido de ella en toda su vida y eso de verdad era mucho decir,  después de su  accidente en el lago, los hechos extraños e inexplicables no dejaban de surgir. B-B lucia perdida como si algo no calzara.

Pero el, Helena el nunca…

Supongo que el seria el mas sorprendido  -Respondió- Ella

Para su abuelo Helena era como una página en blanco, adoraba enseñarse cuanta cosa pudiese y en sus últimos tiempos cuanto supo que la enfermedad no le daría mas tregua  su ultimo deseo fue enseñarle a tocar el piano.  Mas una sola canción, una sola vez basto para desenterrar en ella el más profundo de los secretos.

Meses después de su muerta, una mañana una de esas tantas en las que nada parecía tener sentido, solo aquel instinto que ardía dentro suyo con intensidad.

Sentada frente a él, igual que en ese mismo momento con la mente en blanco y aquella sensación de libertad  las notas fluyeron como si siempre hubiesen estado allí.

Crees que haya una explicación lógica o solo me estoy volviendo loca

No estas loca

Helena por fin levanto su mirada, sus ojos grises  la observaron buscando desesperadamente una explicación.

Tengo miedo

Yo no, yo no –recalco-
∞∞∞∞

La sombra de una de los fresnos del jardín la resguardaba del fuerte sol de la mañana, junto a su desayuno, sobre la bandeja había algo mas que la inquietaba. Sabia perfectamente la razón por la cual lo había colocado allí y por más que intentara no pensar en ello necesitaba saciar su curiosidad.

Sus pálidos dedos se abalanzaron sobre el libro mientras su mirada hurgaban cada uno de las palabras escritas en el.

Detalles miles de detalles, Helena cerro sus ojos no necesita leer mas, la imagen surgió de las profundidades de su memoria para mostrarse ante ellos clara y limpia.

La tenue luz iluminaba cálidamente el estrecho pasillo y de las muchos objetos  que abarrotaban la repisa del lugar, aquella figura borrosa justo al final, la atrajo de sobremanera.

Sus ojos se abrieron de par en par en un intento de descifrar en medio de las sombras su rostro borroso,  con pasos lentos y algo temerosos Helena se acercó lo suficiente para distinguir un poco  de él.  Su rostro se negaba a mostrarse mas  la sensación de que lo conocía era cada vez más fuerte.

¿Te conozco? –Pregunto- A tan solo centímetros de el

El chico observo a su alrededor confuso,  era la única persona  que se encontraba allí  pero estaba casi seguro que no le hablaba a él.

Tom se mantuvo inmóvil por unos minutos  los suficientes para que su cigarro se consumiera entre sus dedos  y  quemara  un poco su piel.

Las cenizas junto con los restos del cigarro cayeron lentamente al suelo mientras el dedo delgado y extremadamente frio de ella se acoplaba a la perfección en el espacio que se encontraba justo al final de su garganta.

Aquel simple contacto basto para que su rostro emergiera de entre las sombras, Tom parecía ser la pieza clave, el detonante que la hacia recordar.