miércoles, 24 de noviembre de 2010

Capitulo 14 Segunda Parte






Edward querías algo –Dijo al verlo salir de la habitación-  

No descuida, solo pensé que quizás querías salir un rato 

Mas tarde

Esta bien - Le sonrió-

Cerro el libro y con cuidado lo bajo de su regazo recorrió sus pequeño rostro con sus manos como si tratara de descifrar algo, le gustaba tanto el modo en que la observaba.
Su mirada no podía ser más sincera quizás era lo más cercano que podía encontrar a lo que necesitaba, los delgados y fríos dedos de Helena pronto empezaron a hacer efecto en el chico su risa encantadora lleno la habitación.  

Es mi turno- Lo escucho decir risueño- Así que se detuvo

Cerros su ojos, respiro profundo sus pequeñas manos cálidas recorrieron sus rostro con naturalidad, al principio las imágenes tardaron en llegar jamás había ni siquiera hecho el intento de recordar, sabían que estaban ahí mas no las inquietaba.

Lo había aceptado como ninguno de ellos lo había hecho, más aun así le temía de la misma manera en que lo hizo al despertar ese día en el hospital, aquella sensación dentro suyo era igual de intensa que esa vez.

Una a una fueron llegando lento y rápido al mismo tiempo no sabía que esperar o como iba a reaccionar se lo había guardado para sí misma por tanto tiempo que le era imposible saber que debía esperar.

Se cuestionaba si había tomado el tiempo necesario para asimilarlo, si su actitud ante lo ocurrido había sido la correcta, pero quien en sus circunstancias podía juzgara.

Le habían arrebatado todo, una gran parte de su vida jamás regresaría lo que estaba por venir debía enfrentarlo sola, de donde tomaría las fuerzas necesarias si su fuente, su balanza su todo ya no estaba.

La última vez que la vio sonreír, la última palabra que pronuncio, el golpe violento del auto, el sonido del cristal quebrándose sobre ella,  las vidas que se apagaban,  la mano de aquel extraño su nombre, su voz…. Su voz… Aquella que no la dejo ir que la mantuvo ahí, aquella  voz serena, tranquila.  

Helena, amor despierta… Despierta –Llamo con cariño-

La angustia que escasos segundos la embargaba parecía desaparecer con el simple sonido de su voz, abrió sus ojos muy despacio lo observo con algo de temor.

Es solo un mal sueño- Calmo- Mientras tomaba con firmeza su mano entre la suya. Te duele? – Pregunto su padre-  Al verla llevar su mano hacia su pecho y hacer un gesto que aparentaba dolor

Un poco- Respondió- Aun dormida.

Feliz Navidad –Le dijo- al besar su frente, estas bien?

Mmm… Si  descuida, solo fue un mal sueño. Feliz Navidad

Es mejor que bajes o Colín abrirá tus regalos por ti – Rio-

Enseguida bajo solo dame un minuto

Al sentirse completamente sola deslizo delicadamente el trozo de tela por su hombro dejándolo al descubierto, se sentó frente al espejo se observo mientras sus dedos paseaban por todo su hombro tratando de algún modo de calmar  aquella sensación.

♦♦♦♦

Esas poco más de dos semanas a pesar que aquella ciudad aun no le llegaba  convencer del todo habían sido agradables había pasado su tiempo, entre compras de última hora, preparativos para las fiestas, haciendo el papel de hermana mayor que jamás llego a tener.

Divirtiéndose atemorizando a sus primos cuando se ponían pesados valla que lo disfrutaba y por supuesto había pasado largas horas en el estudio en compañía de su tío.

Con música de Mozart de fondo en honor a su abuelo una taza de buen te pasaba la tarde, había revisado minuciosamente aquel libro negro con sus fotografías que en su totalidad habían sido tomadas en el viejo Pollock como él solía llamarlo en cada una de ellas había logrado capturar la esencia de aquel mítico lugar.  

Lowbrow –Dijo después de mucho tiempo-

Helena solamente sonrió mientras observaba ensimismada algo sobre la repisaba de esa habitación.

Supongo que conoces a Mark Ryden

Si –Dijo de inmediato-  porque? En sus ojos se reflejo cierto gesto extraño

Toma tu abrigo y ven con migo –Pidió el hombre- Al salir.  

Lo descubrió en uno de sus viajes repentinos con su madre a California el lowbrow o surrealismo pop como también solían llamarlo no era algo tan común en el otro lado del charco, pero aquellas imágenes eran hermosas, provocativas, controversiales algo tétricas pero sobre todo extraña y cautivadoramente hermosas Mark Ryden se había convertido en su foco de atención.  

Aquella podría ser quizás la muestra más grande de todas sus pinturas habían sido reunidas para una exhibición de solo unos cuantos días, era como llevar  a un niño hiperactivo al parque al igual que lo haría el padre de ese niño, su tío simplemente tomo asiento, se puso cómodo la dejo recorrer de arriba abajo cada rincón dando de vez en cuando algún vistazo sin perder su sonrisa al verla.

Sus ojos grises se sumergieron en entre los colores pasteles y las pinceladas suaves que evocaban en ella cierta tranquilidad. 

The Cloven Bunny  le provoco una sonrisa quizás porque le recordaba el pequeño incidente de Max. Fur Girl y Yank Snow eran embriagantemente hermosos Sophia's Bubbles era… bueno no podía encontrar la palabra que la describiera a la perfección eran muchas cosas en una sola pintura.

Seleccionar solo una como su favorita no era algo que se le venía a la cabeza en ese momento, pero Rose simplemente la cautivo hasta abarrotarla de nostalgia su inocente y delicado rostro, mas aquellos enormes ojos cargados de tristeza la capturaron.

Perdió por completo la noción del tiempo estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor mas no le importaba demasiado, la imágenes, las voces todo aquello que la rodeaba precia moverse a una velocidad inimaginable.

Nos vamos? –Escucho decir –

Camino por que sus pies lo pedían, respiro porque sus pulmones lo necesitaban, como una eficiente locomotora su corazón palpitaba, su cuerpo en ese momento funcionaba como una maquina sin control, parecía que en cualquier momento miles de piezas saldrían por su boca para luego caer al suelo como una muñeca rota.

Intento mantenerse tranquila mientras aquella extraña reacción pasaba, las ultimas semanas asfixiar  su emociones parecía ser casi imposible un inofensivo niño y ahora un pintura la habían desubicado por completo.    

¿Qué le pasó
   a mi corazón cuando te vi?

Susurro su boca, tanto su tío como la joven que tomaba la orden pusieron sus ojos sobre ella.

Decías… Pregunto el

¡Ah! Te de jazmín y el pastel de limón… Por favor

♦♦♦♦

A pesar de despertar completamente desubicada y sentir que nada calzaba ni siquiera ella misma en ese momento,  era agradable hacerlo en lo que consideraba su habitación. Un tedioso vuelo mas el molesto dolor de cabeza, fruto del efecto secundario del medicamento, la había dejado hecha un desastre, lamentablemente  solo era el inicio de una muy mala noche. 

Vestida con apenas un ligero camisón que le había dejado de quedar bien tiempo atrás y unas mallas a rallas salió a la terraza el frio de la noche golpeo sin piedad cada centímetro de su cuerpo, como era su costumbre no le importo en su cabeza lo único que había era confusión lo menos que le  preocupaba era pescar una neumonía.

Se dejo caer sobre el sofá dejando su mirada fija en el suelo mientras se aferraba a algo que la trajera de vuelta de inmediato, un olor, un sabor un fragmento de algo de lo que fuese no importaba solo necesitaba regresar.

En su mano derecha lo sujetaba sin siquiera percatarse lo había tomado de su mesa de noche justo antes de salir,  le tomo unas cuantas horas darse cuenta de su presencia, cuando el sol rebaso por fin los enormes arboles de pino y busco escabullir de ellos bajo su mano. 

Le pareció curioso que después de tanto tiempo de buscarlo insistentemente “el” fuera el que la encontrara, había sido el último trabajo de su madre y quizás el más importante anqué para muchos ilustrar libros no era precisamente una carrera pero al igual que ella poco o nada le importaba la opinión de terceros.

Era magistral y punto. Lo atesoraba como si fuese la joya más valiosa que pudiese tener, una muy extraña y pequeñísima edición de los cuentos de los hermanos Grimm con los que habían crecido,  habían literalmente desaparecido de las pocas librerías en las que se podía encontrar justo después de su muerte.

Y si podría ser la joya más invaluable del mundo literario para aquellos que gustaban de las cosas pocas o nada comunes, sus páginas ilustradas maravillosamente a mano más todos los elaborados detalles de su cubierta, de sus hojas de cada centímetro en él lo hacían algo sumamente extraordinario. De ahí su pregunta ¿Cómo y porque lo sabían?

No era por juzgar a la ligera pero ninguno de los dos se veía como alguien que supiera de esas cosas mucho menos que le gustaran los libros al menos no como ella y sobre todo él apenas si lo había visto entre leer el periódico, entonces  como demonios… 

Qué hace usted ahí?  -Pregunto- Al abrir las cortinas y verla

Ah… Fue si única respuesta acompañada de un ligero gesto que dejaba ver que  tampoco lo sabía

La tomo de su muñeca tiro de ella al interior de la habitación mientras renegaba airosamente ¡Un día de estos se va a enfermar! Una y otra vez, era muy agradable verla de vuelta por la casa así que no se opuso, se sentó sobre la cama la dejo cubrirla con una sabana de pies a cabeza como cuando era niña.

Es bueno verte por aquí de nuevo sabes

¡Lo sé! –Dijo aun molesta. Porque aun sigue usando ese camisón ya no le queda bien

Solamente encorvo sus hombros mientras lo llevaba a su nariz, le gustaba el olor del jabón en el más  aquella sensación que le daba al usarlo, era solo un trozo de tela pero la hacía sentirse segura cuando más lo necesitaba.

Ginger donde la encontraste?

La golondrina? Le gusto?

Mucho es realmente hermosa

Tenía tantas cosas extrañas y curiosas en esa habitación que lo supo desde la primera vez que la vio, uno de sus sobrinos la había escogido por ella consideraba que compartían ciertas particularidades con Helena al parecer no se había equivocado con su elección.

Tu sobrino

Si tomo un trabajo para las fiestas en una vieja tienda de antigüedades en Edimburgo   

Edimburgo –Susurro para ella misma-

♦♦♦♦

Las primeras semanas de enero estaban por terminar todo había vuelto a su normalidad, la rutina simplemente la aburría, a tan solo una semana del regreso al colegio esta ya había causado estragos en ella, suspiro por enésima vez mientras observaba fijamente por la ventana.

Puedes detener el auto –Pidió de repente-

Tomo de sus pertenencias  lo necesario para abrigarse y un pequeño bolso que colgó de su muñeca. El hombre poco a poco disminuyo la velocidad hasta detener el auto por completo  la observo por el retrovisor un tanto extrañado.

Dile a Ginger que no tardo

Fue lo último que dijo al observarla alejarse, al poco tiempo mientras el auto marchaba lo único que se podía ver de ella era un pequeño punto negro en medio de la nieve.   

Dijo a donde iba

No, solo  que no iba a tardar

Justifico el hombre al darle lo que Helena había dejado en el auto, una simple sonrisa basto para agradecerle, el reloj que colgaba de la pared marcaba poco menos de cuarenta minutos para las cinco de la tarde así que supuso que tal y como había dicho no tardaría.

Los golpes de sus pasos apresurados por los escalones del jardín trasero le dieron la razón minutos antes de las cinco de la tarde Helena ya estaba ahí, apenas si podía respirar pero ahí estaba justo a tiempo para la hora del té. 

Se puede saber donde estaba usted –Pregunto de inmediato- Al verla entrar por la puerta.

Puedo pedirte un favor – Dijo con dificultad- No me llames –Respiro- de usted me hace sentir mayor.

Un Hola insonoro salió de su boca para saludarlo, siguió su camino apresurado hacia su habitación.

Mayor?

Ginger solamente rodo los ojos mientras Gustav reía ante el comentario, le parecía un tanto absurdo que después de tanto tiempo aun continuara refiriéndose ella con tanta propiedad.

Entra –Pidió- Al escuchar los ligeros golpes en la puerta

Helena tomo asiento la observo cuidadosamente mientras serbia todo sobre la pequeña mesa en su habitación. Lo tomas con migo

Estoy corta de tiempo tengo que preparar la cena

Por favor… No quiero tomarlo sola – Dijo  dudosa-

Estaba algo diferente o solo eran cosas suyas apenas si había dejado de ver unas semanas pero algo en ella no era como siempre, bebió un poco de su taza y sonrío mientras el sutil perfume  de su bebida recorría a su antojo cada centímetro de su paladar.

Donde lo encontró- Dijo al verlo- Lo tomo entre sus manos la observo con cierto gesto de sorpresa mezclada con incredulidad

Es lo que quiero saber

No lo entiendo entonces como? Uh –exclamo confundida-

Helena sonrió ligeramente desvió la mirada hacia la ventana, tenía una y mil  preguntas que colgaba de la punta de su lengua deseosas de saltar en busca de una respuesta.

La curiosidad por llegar a la raíz de todo sobresalía de cada uno de sus poros le era imposible retenerla dentro de ella,  no era tan difícil ver que quizás esa era su mayor debilidad.

¡Ebay!

Por la forma en que lo dijo le pareció que era el último lugar que esperaba como respuesta, algunas veces y casi sin ningún esfuerzo lograba ser lo bastante pretenciosa como para llegar a irritarlo, mas esa noche lo único que causo en el fue un poco de risa de cierto modo se veía graciosa.

Alejo el humo de su cigarro con sus manos tomo asiento en el escalón. Ebay volvió a repetir para sí misma jamás se le hubiese ocurrido buscar ahí por alguna razón pensaba que lo único que podía encontrar era lectura encasillada y gastada de vampiros y hechiceros.  

Observó bien leyó entre líneas lo poco que aquel chico dejaba salir para darse cuenta que después de todo no eran tan diferentes, las similitudes en sus rostros saltaban a la vista con suma facilidad después de un tiempo.

Tenía quizás demasiadas preguntas por hacer aun, más la hora en el  reloj del chico le insistía  que debía marcharse.

Gracias –Dijo al levantarse-

Fue idea de Bill

Si lo se, de todos modos… Gracias

Para el podría ser solo un libro, el nombre de una canción alguno que otro pequeño detalle sin importancia alguna, pero en tan poco tiempo le había llevado a Helena muchas más respuestas de las que había encontrado en diez años.

Camino apresurada mientras llevaba sus manos a sus bolsillos, aferrarse a cosas podría parecer superficial pero ese libro, un nombre o cualquier detalle que aun estaba por revelarse significaban mucho, mucho más de lo que cualquier persona pudiese imaginar.

Nota: No me odien no tengo nada contra “los vampiros y hechiceros” J Saludos a  todas y mil disculpas por el retaso.



viernes, 5 de noviembre de 2010

Capitulo 14 Primera Parte


Esa noche durmió como pocas veces lo hacía como cuando era más niña, las imágenes que se presentaban ante sus ojos a esa edad no parecían tener ninguna sentido de cierto modo era como observar una película llena de personajes extraños y fascinantes sacados de algún siglo pasado.

Al despertar poco o nada recordaba, con el paso de los años su memoria se había vuelto un desastre pero había ocasiones donde capturaba como fotografía cada mínimo detalle.

Lo primero que hizo al despertar fue salir de la cama apresuradamente rumbo a la estancia cercana no quería olvidar nada, se sentó frente al viejo escritorio de sus manos empezaron a fluir casi sin dificultad todo aquello que recordaba.

Un par de horas después tenía una buena cantidad de bosquejos, había heredado de su madre el talento para dibujar aunque no consideraba que lo hiciera tan bien como ella.

Tienes hambre? –Pregunto Edward- Mientras ingresaba su cabeza por el pequeño espacio de la puerta

Creo que puedo comer algo

Llevaba en sus manos la bandeja con su desayuno la dejo sobre el escritorio mientras abría las cortinas para al menos dejar  entrar un poco de luz, no dijo mucho solo observo curioso los papeles sobre la mesa y tomo asiento frente a la chimenea sin encender.

La observaba de vez en cuando mientras trataba de encontrar la manera de planteárselo a excepción de Paris no se sentía cómoda por decirlo de alguna manera fuera de la isla, así que cruzar el atlántico no le iba a ser ninguna gracia, anqué si lo pensaba bien otro año en casa de su abuela paterna  le sería sumamente insoportable.    

New York - Le cuestiono- al escucharlo terminar de hablar. Pasar las fiestas allí, en casa del tío supongo

Si, quiere verte, cuando papa le menciono que te habías decidido por la fotografía se entusiasmo mucho     

¡Uh! Bueno creo que no tengo más opción no

New York, la gran manzana, la ciudad que nunca duerme, a pesar de nunca haber estada ahí ni una sola vez,  no le entusiasmaba en lo absoluto visitarla Edward le había hablado tanto de ella,  se veía notablemente emocionado al saber que pasaría un tiempo que no pudo continuar “arruinándole” la fiesta, sonrió ligeramente se guardo para ella sus gestos de desaprobación.

Solo había una cosa que si le agradaba  el ver a su tío de nuevo, hablar con el después de tanto tiempo le emocionaba era un hombre sumamente carismático, Helena lo admiraba por completo ambos compartían una misma pasión por la fotografía aunque su visión era totalmente diferente a la de él no podía esperar  a escuchar su opinión.

Estaba más que segura que eso era lo suyo nunca había tenido la inclinación por el negocio familiar a pesar que era un genio con los números y había descubierto que el piano no se le daba tan mal como pensaba no era lo suyo.

Desde niña había sido seducida con aquella historia que había escuchado de su abuelo de que las fotografías robaban el alma de las personas. La pequeña mentecita de escasos cuatro años no dejaba de pensar en eso ¿Es acaso posible? Se preguntaba

♦♦♦♦


Las fiestas nunca se le habían dado muy bien siempre se sentía fuera de lugar tras lidiar por varios minutos con personas completamente extrañas se perdió entre ellas en busca de tranquilidad, camino despacio observando curiosa absolutamente todo.


A pesar de estar en pleno Manhattan aquel  apartamento tenia espacio, lo suficiente para no sentir que se asfixiaba había algo en el que le intrigaba tenía aspecto de hotel con un notable aire de los años 30 se sentía como si deambulase por el set de alguna película de gangsters de esas que  tanto le gustaban.

Al bajar una de las escaleras que llevaban a la primera planta lo observo, fue imposible reprimir los recuerdos tendría su misma edad si en ese momento estuviese ahí, a pesar de nunca haberlo conocido imaginaba que se vería como él.

Sentado en dirección de la puerta principal jugaba aburrido con su auto de bomberos, al parecer no era la única fuera de lugar en esa fiesta, se sentó al pie de ella abrazándose a sus piernas lo observo con una mirada cargada de emoción, ni siquiera sabía que se había revuelto dentro suyo al observarlo.     

De sus diminutos labios rosa salió pequeños ruiditos que simulaban el sonido del auto eso basto para desarmarla por completo era como si no pudiese retenerlo ni un solo segundo más.

Es adorable no – Escucho decir a sus espaldas-

Si –Respondió- Guardando tras su rostro inexpresivo todo lo que hacía escasos segundos había dejado por fin salir.

Estas aburrida

Un poco

Mmm.. Te endiento estas fiestas son para viejos. Amor –Llamo la mujer- Por qué no llevas  Helena a dar un paseo cerca de aquí  

El pequeño chico tomo el auto llevándolo a su pecho mientras observaba a Helena tímidamente, su madre se acerco a la ventana observo las afueras. Es una hermosa tarde para salir de paseo. Mencionó sonriente. 

Te importaría abrigarlo, sus cosas están en el armario. Sujetaba entre sus manos una enrome bandeja de plata con ella se alejo de nuevo a la fiesta.  

Helena tomo lo necesario y sujetándolo de la mano cuidadosamente lo llevo unos cuantos escalones arriba apenas los que necesitaba para dejarlo a la altura necesaria para poderlo abrigarlo.

De cabello castaño claro piel blanca no demasiada, de ojos azules casi grises apenas si tenía tres años la observaba con cierta devoción y con una inocente curiosidad típica de su edad.

A donde me llevas –Pregunto minutos después- Al alejarse más de lo que pensaba de casa

Al parque –Respondió el chico- Con su adorable voz de ratón de fabula

Lo llevaba consigo ese día lo observo por un momento de verdad era adorable al preguntarse si quería que le leyese el chico no se hizo esperar asistió rápidamente para su sorpresa se acomodando sobre su regazo, reposando su pequeña cabeza en su pecho.   

Con sus ojos llenos de ilusión su pequeña boca ligeramente abierta escuchaba atento Helena de vez en cuando se inclinaba un poco para observarlo dibujándose en su rostro una sonrisa.

Esa tarde mientras le leía no se podía sentir más vulnerable, estaba completamente indefensa, odiaba tener que mostrarse así ante alguien, pero ese día realmente no le importaba, aquello dentro suyo que la hacía desconfiar de las personas parecía apaciguarse al tenerlo cerca.

Cuando lo vio quedarse dormido lo abrazo delicadamente como si fuese a romperse en miles de pedazos, se aferro a él, a su recuerdos…




♦♦♦♦


Salir a hacer compras de último momento a solo días de navidad era realmente descabellado, acompaño a su tía sin quejarse demasiado mientras se abría paso en medio del mar de gente que atestaba las calles de la ciudad, caminaba a su propio ritmo despacio sin ninguna prisa parecía un estrafalario pez nadando contra la corriente consumista.

No era por ser testaruda o terca pero desde niña había sido así, cuestionar absolutamente todo y no quedarse con la primera opción que le daban era parte de su naturaleza era curioso ver a una pequeña de escasos cuatro años discutiendo razonablemente con un adulto el porqué debía hacer las cosas como se le pedían y no de otra manera su manera.

Por esa razón la relación con su abuela se había roto hace tanto tiempo, Helena no había “salido” como ella esperaba nada en ella era como lo esperaba pero lo que para su abuela era una enorme decepción para otros era un toque de refrescante diferencia.

Tener a una chica en casa en especial una como ella era agradable a sus cuarenta y tantos años de edad sus esperanzas de tener una niña ya se habían esfumado, la fabrica se había cerrado por decirlo de alguna manera hacia tres años al enterarse de que Colín engrosaba la lista de embarazos no planificados tres chicos adolecentes y un bebe ya le eran suficientes.

No te importa ayudarme con la cena –Pregunto al llegar a casa-

No, pero yo no me atrevería

Su rostro… No sabía si era una broma o de verdad lo decía en serio había tanta calma en el que le desconcertaba una sonrisa tímida apareció aceptando su petición.  Una par de manos extra aunque fuesen topes le serian de gran ayuda preparar la cena para nueve personas se las traía.

Quien les cocina en casa ahora que Ginger no esta

Edward

Y que tal lo hace

Aceptable –Suspiro-

Entre medidas, restos de harina en su ropa y frutas fresca de temporada se entretuvo unas cuantas horas, había olvidado que resultaba divertido, cuando se aproximaban las fiestas solía pasar unas horas diarias con su madre en la cocina se esmeraba tanto en que todo quedase perfecto, que el resultado final era realmente impresionante.

Se alejo de ahí siguiendo la dirección que le había dado, “Al fondo a la derecha”   le resultaba muy cliché así que sonrió un poco al  buscar el baño. Mientras quitaba de su falda los restos de harina los escucho bajar las escaleras al hacerlo daba la impresión que se las traerían  abajo con ellos.

Aquella escena era tan familiar no era para menos la diferencia de edad era abismal a los tres les parecía sumamente incomodo cargar con un “enano” como le llamaron de su edad Edward solía tener el mismo tacto carente de sutileza cuando quería deshacerse de ella  así que lo entendía.   


♦♦♦♦

Sentada sobre el baúl junto a la ventana observaba la nieve, su habitación era tan hermosa y para ser chico estaba perfectamente ordenada, tenía un aire acogedor que la hacía sentirse cómoda hasta segura como pocas veces se sentía.

Edward solía etiquetarla de Poco sociable quizás algunas veces sí lo era pero más que eso Helena solía dejarse llevar se por su intuición por todo aquello que podía percibir de una persona al conocerla, algunas veces no podía ni siquiera describir  eso que sentía pero algo dentro suyo que nunca fallaba la hacía  quedarse o simplemente alejarse.  

Necesitaba mucho más tiempo de lo normal para llegar a tomar confianza aunque realmente nunca llegaba a confiar por completo ni siquiera en el, era reacia,  evasiva pero sobre todo muy huraña.

Llego directo de la calle a la cocina aquel apetitoso olor perfumaba cada rincón de ese lugar así que le fue imposible ignorarlo, olía  fiestas, a calidez a casa a hogar después de todo ese había sido el suyo por mucho tiempo.

Al entrar beso a su tía cariñosamente mientras comía una de las galletas que había sobre la mesa tomo asiento junto a ella y le sonrió.

Ella es adorable

Helena? -Rio-  En una forma muy extraña pero… Si lo es, por cierto donde esta?

Con Colín en su habitación

De alguna forma no le sorprendió lo había visto en sus ojos desde el primer momento en que lo vio, cerró la puerta despacio tratando de hacer el mínimo ruido para escucharla leerle…   

Secos están mis ojos, extinguida
mi voz, pero al dejarte, de mi vida
se adueña para siempre un gran dolor.

Aunque el pesar y la pasión torturan
mi corazón, quejarse no le es dado…
Yo sólo sé que en vano hemos amado…
Sólo puedo sentir… ¡Adiós! Adiós

Qué? –Pregunto- Al verlo cambiando radicalmente el gesto que tenía en su rostro

Que le estás leyendo

Lord Byron

Lord Byron –Cuestiono- Solo tiene tres años

Sentado cómodamente en su regazo, mientras sujetaba un trozo de su falda entre sus pequeños dedos el chico la escuchaba, a Helena poco le importo su comentario simplemente continuo.

Tendrían la misma edad no

La sorpresa invadió sus ojos pero aun continuaba leyendo apenas si pudo asentir con cabeza él nunca hablaba de ello nunca y algunas veces se preguntaba como seria todo si esa tarde de invierno no hubiese ocurrido nada si no se los hubiesen arrebatado de la forma que lo hicieron.