El
leve sonido de su voz despertó sus sentidos de aquel letargo en que habían sido
sometidos.
¿No
cree que estaría más cómodo en su cama? –Sugirió- La mujer.
La
claridad golpeo su rostro sin piedad, dejándolo ver a la persona que le
hablaba.
Ginger
espero paciente al pie del sofá a que el chico volviera en sí, el gesto es su
rostro parecía ser bastante claro, no tenía la mínima idea de donde estaba.
Buenos
Días-Saludo- Llevando la palma de su mano izquierda a su sien.
¿Se
siente bien?
Uh…
Si, si es solo la claridad
No podía
lograr recordar con seguridad las pocas
imágenes difusas y hasta confusas que llegaban a el de a poco.
Ni
siquiera estaba seguro que de hubiesen sucedido en realidad o si solo se
trataba de un sueño muy extraño.
Salió
de la habitación sin ningún sentido de orientación, de vez en cuando se apoyaba
en las paredes al sentir que todo a su alrededor se tambaleaba
vertiginosamente.
Camino
por el largo pasillo que lo llevaba hasta las escaleras, al llegar al pie de
ellas simplemente se dejo caer.
Minutos
después escucho que alguien le hablaba, todo era tan confuso… Su voz se
escuchaba tan lejana y apenas si pudo distinguir su rostro.
La
mujer lo sujeto de su barbilla llevando su mirada hacia ella, los ojos del
chico no podían concentrarse en algo ni un solo minuto, su rostro pálido y
sudoroso parecían no darle una buena señal.
Te
advertí que no más de una -Reprimió- Con seriedad.
Lo
observo por un momento intentando descifrar aquello que no se podía. Quizás era
algo en su mirada, la forma de sus
labios o aquella sensación de protección que emanaba tan naturalmente.
B-B
sonrió al observarlo. Ayudo al chico a incorporarse mientras lo conducía hasta la cocina.
Se
apresuro a preparar algo de café lo bastante fuerte como para hacerlo
reaccionar.
No
podía evitar sentirse nerviosa, tenía una vaga idea de lo que había podido
ocurrirle pero parte de ella también se negaba a que fuera capaz de algo así.
Ustedes…
Ustedes pasan demasiado en la cocina sabes
B-B
rio divertida ante la queja del chico, después de algún tiempo en completo
silencio parecía estar más consiente, algo de color había llegado a su mejillas
y su vista, su vista al fin la enfocaba sin dificultad.
Si
lo sé, pero ya sabes lo que dicen
No,
no lo sé – Menciono- Riendo.
¿Te
sientes mejor?
Un
poco, creo
Que…
Que fue lo que sucedió realmente
Ni
siquiera tenía la necesidad de preguntarlo, podía percibirlo, allí estaba, tan
cercano tanto que hasta podía palparlo.
Tom
no tenía la mínima idea, para el todo aquello no tenía ningún sentido, no le
pertenecía, no a él.
¿Por
qué debía entenderlo? En él solamente había quedado esa sensación extraña que
deja un sueño del que después no se puede ni siquiera recordar.
♣♣♣♣♣
Esta
vez no hubo anuncios, ni golpes en la puerta, ni siquiera una pregunta al
entrar, la puerta se abrió de par en par rompiendo el silencio sepulcral que
reinaba en la habitación.
Helena
ni siquiera se inmuto, de pie junto a la ventana continuaba observando a la nada,
con aquella actitud altiva y sombría que tanto la frustraba.
¡No
te atrevas a darme la espalda! –Exclamó- Airada
Casi
de inmediato Helena rio, giro sobre sus talones mostrándose ante ella. Su
mirada se clavo sobre la de B-B como un rayo mientras hurgaba en su interior
sin reparo.
¡Basta!
Helena
rio de nuevo, su risa la desafiaba no sabía si tendría el valor necesario para
enfrentarla, jamás lo había hecho. Se acerco a ella despacio y suspiro
frustrada.
Porque
lo haces todo tan difícil
Helena
rodo sus ojos dándole de nuevo la espalda, los brazos de B-B intentaron rodearla para envolverla en un abrazo cálido. Más
solo se quedo en eso, un simple intento.
Su
actitud había logrado el resultado que esperaba, alejarla. Lo menos que deseaba
era hacerle daño, la apreciaba demasiado para siquiera llegar a pensarlo. Más
tampoco quería que se involucrara no de la manera en que intentaba.
El
rostro de Helena parecía congelarse ante sus ojos, su mirada la golpe de nuevo
solo que estaba ves no había nada.
¿De
verdad esto es lo que quieres?
Solo
quiero que me dejes sola, si no te molesta
Sola
-Rio- Ya veo
Acaso
merecía la pena. Se cuestiono. En ese instante parecía que todo lo que se
propusiera era en vano.
La
pesada puerta de madera se cerró de nuevo, llevándose con ella la claridad que
hacia tan solo un momento iluminada la habitación.
Las
manos de Helena se sujetaron al borde de la pequeña mesa, al sentir los latidos
de su corazón golpearle el pecho y sus piernas parecían flaquearle.
Un
segundo más, un mísero segundo más hubiese bastado, para que todo el teatro que
había montado se hubiese venido abajo dejándola expuesta.
Aspiro
profundo llevando el aire helado hasta su pecho ardiente, en un intento más de
apaciguarlo. Todo su cuerpo y qué
demonios ella misma parecían necesitarlo.
♣♣♣♣♣
La brisa
de la noche entraba en ella congelando todo a su paso, recorría sus vías
respiratorias, viajaba por sus venas para buscar refugio en su pecho acelerado.
Su
corazón titiritaba… más no era de frio, el aire pronto empezaba a faltarle, a
medida que sus pasos aceleraban hasta el punto de hacerla correr.
El
temor la acechaba como a su presa más preciada, aprisionándola dentro de su
mente perturbada, haciéndola sentir miserable, haciéndola perder la razón.
La
piel delicada de su rostro se tenso en un gesto de desesperación, al sentir que
recordaba aquellas imágenes que se reproducían aceleradamente en su
cabeza.
Quiso
gritar, mas el grito se ahogo dentro de su garganta. El canto de las aves, el
sonido de las ramas de los arboles, la niebla empapada de aquel olor nauseabundo,
los rostros, sus rostros.
Sentía
vivir en carne propia cada una de las sensaciones. Todo aquello era tan
absurdo. ¿Por qué sentía tanto temor?
Corrió,
corrió con desesperación como si pudiese escapar, como si pudiese olvidar.
El
pecho del chico y sus brazos sujetándola fue lo único que parecía detenerla en
aquel momento.
Georg
rio, mientras quitaba un mechón de su cabello, ajeno quizás a lo que sucedía en
realidad. Reviso su frente en busca de algún golpe más parecía no haber uno solo.
Tienes
la cabeza dura. –Bromeo- Mientras llevaba una de sus manos a su pecho. Parecía
haberle dolido más a el que a Helena.
Y de
nuevo ella… el chico solamente se detuvo a observar toda la escena, Helena ni
siquiera parecía reaccionar.
Porque
no la llevas dentro –Le pidió- Con seriedad.
Georg
asintió levemente, su sonrisa se detuvo al notar el tono con que le había
hablado. La condujo al interior de la casa sin decir nada más.
El
se quedo allí, justo donde estaba, camino unos pasos en la misma dirección
donde la había visto venir, observo a su alrededor solo para encontrarse con la
tranquilidad de la noche.
Le
digo a alguien –Pregunto Georg- Al verlo entrar en la estancia donde ambos se
encontraba. Tom solamente negó. Se acerco hasta donde ella se encontraba y la
observo.
Le
puedes hacer algo de te
Sí,
creo
El
chico salió de allí rumbo a la cocina ante la mirada vigilante de Tom, toda
aquella situación lo hacía sentir todo menos cómodo.
El
chico suspiro mientras tomaba asiento sobre la pequeña mesa justo frente a ella.
Tienes
que quitarte esto –Le pidió- al sujetar entre sus dedos su abrigo húmedo.
Al
inicio ni siquiera parecía que lo hubiese escuchado, su mirada se había
resguardado en la punta de sus zapatos.
¿Me
escuchas, Helena?
Era
la primera vez que la llamaba por su nombre, el chico la tomo con cuidado de su
brazo mientras intentaba buscar su mirada.
No
la encontró, sus dedos pálidos pronto desabrocharon su abrigo desasiéndose de él,
sus parpados se cerraron con fuerza atrapando lo que en realidad no quería
dejarle ver.
El
roce suave de la tela la rodeo con
delicadeza y sus manos cálidas acariciarnos sus brazos en un intento de hacerla
entrar en calor.
Aquella
agradable sensación se desvanecía cuando los pasos se hicieron presentes en el
viejo piso de madera.
Las
manos del chico fueran de sus brazos a los bolsillos de su pantalón, mientras Helena
se dejaba caer de nuevo en aquel viejo asiento.
Aquello
no tenía muy buen aspecto ni siquiera necesitaba mirarlo para saberlo, sus ojos
se abrieron de a poco para observar aquel desastre que él decía ser té.
Gracias…
o al menos eso intento decir. Sus labios se entreabrieron mas las palabras no salieron.
Quizás
deshacerse de Georg no haría las cosas fáciles pero al menos lo hacía sentirse
un poco más seguro.
Hizo
a un lado la taza de té que ella solamente se limitaba a observa un tanto esquiva,
para de nuevo volver a tomar asiento frente a Helena.
Tienes
algo para curar esto –Pregunto- Al tomar su pantorrilla mientras lo elevaba un
poco. Una pequeña herida recorría su piel justo debajo de su rodilla.
En mi habitación –Susurro-
Helena
lo observaba como si ni siquiera pudiese creer en ello. ¿Por qué se tomada
todas aquellas molestias? No se sentía nada cómoda recibiéndolas pero tampoco
parecía querer deshacerse de ellas.
Apenas
si se había quejado al sentir el algodón empapado en alcohol sobre su herida,
su respiración se había calmado, ella solo estaba ahí, abrasada a una de sus
piernas, sentada en el borde de su cama.
Quieres
qué
No
–Se apresuro a responder- Con voz monótona y cansada. Su mirada parecía
suplicarle que no dijera nada.
Tom
ni siquiera insistió, Helena volvió a cerrar sus ojos en un intento más de
mantener todo dentro suyo. En un intento más de ahogarse en aquella calma que tanto la caracterizaba.
Escucho
sus pasos alejándose de la estancia mientras recorría el pequeño pasillo,
suponía que no iba a irse. Lo había visto en sus ojos y si tan solo, tan solo
por esta vez.
Helena
suspiro, sus pies descalzos tocaron el piso y avanzaron dudosos por la
habitación. La brisa fresca de la noche revolvió sus cabellos al abrir la
puerta corrediza que la llevaba al exterior.
No
dijo nada ¿Pero acaso lo necesitaba? No pudo evitar sonreír al verla tomar
asiento junto a él. Llevaba entre sus manos un pequeño recipiente con
frutas.
¿De
verdad esto es lo que quieres? La
pregunta retumbó en su cabeza de nuevo, haciéndola cuestionárselo seriamente. Al
girar ligeramente su cabeza sus ojos de nuevo se clavaron en los del chico
No
las quiero –Menciono-
Por
un minuto tuvo la impresión de que no se refería precisamente a las fresas
It was in the darkest of my days
When you took my sorrow and you took my pain
ok! debo de admitir que estoy conmocioanada, confundida, alertada y feliz de que haya un nuevo capitulo! ya extrañaba a helena! ya extrañaba leerte!!! :D aunque a veces me es dificl recordar el cap anterior! al final lo logro y salgo satisfecha]1 espero el prox muy pronto! :*
ResponderEliminarbesos y saludos :D
Hola !!!! estoy eencantadaa de visitarte yy encontrarme capítulo, eess estupendo. Toda uunaa aagrablee sorpresa.
ResponderEliminarCon eellaa todo parece que está hilvanado, es ddelicadoo. Acabará esa constante lluchaa ???? Nos desvelará algún ddíaa sus ssecretoss ????
Me ggustaa esa relación que tienen, la cconfusión de él ... aunque mmee agradaría más acercamiento eentree ellos ddoss.
Estupendo cap. !!!!
Por cciertoo es toda una ddeliciaa leer con esta preciosa mmúsicaa.
Muchos bbesoss Octubre.
me encanta ese halo de misterio que rodea a Helena.
ResponderEliminares una niña que tiene algo muy especial, oscuro y dulce a la vez...
un gran capitulo
besos psicoticos