La
tarde estaba calurosa, la brisa seca perfumada a pasto fresco deambulaba sin
mesura a su alrededor.
Una
pequeña piedra que había encontrado en el camino, mantenía juntas el pilar de
hojas que la entretenía.
Helena
leía mientras intentaba sumergirse en aquel mundo que le parecía tan ajeno a
ella, aunque debía de reconocer que había cierto sentido en todo ello.
Su
dedo indicie empezó a dibujar el perímetro de sus labios, signo de que estaba de
verdad concentrada en aquella idea que ya no le parecía tan lejana.
Sus
ojos se despegaron de aquellas hojas demasiado tarde, no fue capaz de levantar
la vista ¿Pero acaso lo necesitaba?
Todos
sus sentidos le alertaban de su presencia, al sentirla aun más cerca, tomo la
piedra liberando las hojas en una ráfaga ligera. Un tornado blanco se formo
ante ella, revoloteando por los aires con cierta gracia.
¡Maldición,
Helena! -Se quejo el chico- Al sentir las hojas
golpear su rostro.
Ella
suspiro aliviada al reconocer su voz,
dejándose caer lentamente en el borde de la fuente. Su rostro de nuevo se
relajo, borrando por completo el rastro de de temor que había en el.
¿Cuándo
llegaste?
Ayer
en la noche –Respondió el – Con cierto fastidio. Estabas dormida –Menciono- En
un tono tranquilo.
Helena
rio ligeramente al quitar de su brazo una hoja que había quedado adherida por
su sudor. Lo observo directo a sus ojos y no pudo evitar agradecer visiblemente
que fuese el.
¿Te
asuste? Ella solo negó.
B-B
te está buscando
¡Uh!
Si el almuerzo
Si
eso dijo
La
miraba con severidad, recorrió su rostro sabiendo que no encontraría algo
diferente, sus ojos viajaron de él a su pierna sin que ella pudiese decir algo
más. Estaba cansado de sus escusas parecía que esa tarde no quería escucharlas
más.
Helena
intento decir algo pero él fue más rápido, Edward coloco el audífono en su oído
y se alejo corriendo, dejando a Helena llena de culpa, de una culpa que ya le
era insoportable cargar.
La
puerta se cerró tras ella casi en completo silencio, la luz que se filtraba
entre los ventanales guiaba sus pasos por el oscuro pasillo. Se sentía
pesada tanto que ni siquiera parecía poder dar el siguiente paso.
El
olor a sándalo presente al entrar en la estancia parecía reconfortarla, allí
estaba ella sentada en aquel oscuro sofá.
¿Lo
tomaremos aquí?
Si
no te molesta, me pareció buena idea
No –Sonrió-
en lo absoluto
Algo
le molestaba y no era se algo que
solía estar siempre presente, ni siquiera hacia el intento de ocultarlo,
parecía estar demasiado agotada para si quiera intentarlo.
Su
ojos grises se perdieron entre la pálida crema de espárragos que tenia por
almuerzo. Una estela de tristeza que había adherido a ellos haciéndola recordar
viejos tiempos.
¿Sucede
algo?
Estoy
cansada
Lo
sé cariño
¿Lo
sabes? –Cuestiono-
No
quiero causarte molestias, no regrese para eso
El
papel que debía interpretar se había adherido a ella como si se tratara de una
segunda piel, separase de él aunque fuese por un solo segundo, le era
inconcebible.
Había
sido su vía de escape, la única manera que había encontrado para mantenerlos
alejados de aquel demonio que la consumía por dentro. No quería involucrarlos. ¿Acaso
no había causado ya suficiente daño?
Helena
suspiro agotada, se levanto de donde estaba y con paso lento se adentro hasta
su habitación.
Regreso
con un libro de cubierta negra entre sus manos, para de nuevo tomar asiento en
su lugar, lo deslizo delicadamente sobre la mesa hasta hacérselo llegar.
Supongo
que… Mama tuvo que haberte hablado de esto
Helena
la observo con una mirada permisiva, parecía que B-B la necesitaba para
reaccionar. La mujer lo tomo entre sus manos abriendo la cubierta con cierto
cuidado.
No
supo cuanto tiempo estuvo sumergida entre las páginas de aquel libro, el tiempo
parecía haberse detenido con la primera frase.
¿Nunca
lo has leído? –Pregunto- Levantando la mirada en busca de Helena
Ella
ya ni siquiera se encontraba allí, los platos vacios sobre la bandeja al menos
le dejaron saber que había comido.
La
mujer entró a la habitación en busca de ella, necesitaba encontrarla, al menos
ahora tenía una idea clara y no solo aquella leve sospecha que había despertado
su madre tiempo atrás.
Dormía
o al menos eso parecía con ella nunca se podía estar realmente segura, se
acerco en silencio hasta su cama para encontrarse el frasco de somníferos sobre
la mesa.
Solo
tome un par –Susurro- al escucharla llegar
Sus
parpados se cayeron de nuevo delicadamente dejándose arrastrar por el placer
que esa tarde no quería dejar pasar. Las horas de buen sueño solían ser tan
escasas que de verdad no podía dejarlas pasar.
Helena
se hizo a un lado dejando el espacio suficiente para que se acostara junto a
ella, los brazos de B-B la rodearon cuidadosamente mientras sus labios
susurraron palabras en francés que la hicieron sonreír.
♣♣♣♣♣
Esa noche ni siquiera se sobresalto,
sus ojos se abrieron de pronto inspeccionando a su alrededor y no es que no
estuviese allí, lo estaba tan presente como siempre.
El
hecho de que ella aun continuase allí, durmiendo, la ayudaba a reprimir por
completo sus sentimientos.
Helena
se escapo sigilosamente de su abrazo saliéndose de la cama en busca de él, no
debía de perder tiempo, lo sabía bien.
La
pluma de tinta negra plasmo en pocos minutos uno más, los muchos detalles
pronto abarcaron las paginas.
Escribía
sin siquiera poner mucha intención sobre ello. Las palabras salían tan de
adentro, sinceras, puras… verdaderas.
El
grueso abrigo cubrió su delicado cuerpo mientras sus pasos rápidos la alejaban
de allí, el silencio de la noche la recibió al salir.
El
peso de su cuerpo se vino abajo delicadamente mientras sus manos pálidas se
sujetaban de las cuerdas del columpio.
Las
retuvo por unos cuantos minutos más para luego dejarlas escapar, después de
todo este tiempo ya no le resultaba tan difícil. Salían de su memoria tan
naturalmente como los suspiros salían de su boca.
Casi
podía verlas viajar junto con el viento mientras dibujaban curiosas figuras en
el aire para luego regresar al lugar donde habían provenido.
Sabía
que en algún momento, en algún sitio todas ellas aguardaban juntas a la espera
del momento indicado que se pudieran de nuevo revelar.
Ahora
no significaban nada o al menos su memoria no las podía recordar, a pesar de
que casi podía vivirlas en carne propia, la sensación de que todo aquello no le
pertenecía ahora era más fuerte.
Sus
pies se mantuvieron firmes en el suelo a pesar de la ráfaga fría que golpeaba
todo su cuerpo, sus parpados cayeron, mientras sus manos, aprisionaban las
cuerdas aun más fuerte.
La
sangre parecía helarse entre sus venas, como si el miedo que la corroía por dentro
hubiese tomado su forma.
Su
olor, el mismo olor nauseabundo que había recordado la otra noche deambulaba en
el ambiente.
Casi
podía verla, pequeña indefensa, mas con el poder de incrementar su temor a
niveles que le eran insoportables.
La
brisa de nuevo la azoto llevándose todo consigo para traerle una nueva
situación. La observaba con la misma severidad que Edward lo había hecho tan
solo horas antes.
El
humo salió de su boca en dirección contraria a la de Helena, el chico mantenía
la distancia, mantenía aquel gesto severo en su rostro.
Tenía
la sensación de que los papeles habían cambiado, ella no era la misma de
siempre, ni siquiera se atrevió a mirarlo, si bien es cierto era tímida algunas
veces envidiaba la confianza mezclada con
impertinencia que solía haber en
su mirada.
Pronto
lo único que vio fue su espalda envuelta en aquel abrigo negro, mientras
avanzaba de prisa al interior de la casa.
El
chico se meció un par de veces, fuera lo que fuese no era asunto suyo y esa
noche no tenia… no podía. No había transcurrido ni medio segundo y ya se sentía
culpable.
Tenía
que admitirlo la mayoría del tiempo lo desesperaba, pero también se llenaba de
una extraña satisfacción el saber que tenía cierta influencia sobre ella.
Era
extraño lo sabía y aunque al inicio no parecía estar muy cómoda con ello, al
final, muy al final terminaba aceptándolo.
El
sonido de la cafetera llevaba ya algún rato silbando, abrazada a sus piernas y
con su rostro oculto en su regazo, Helena
ignoraba el silbato. Sus manos temblaban como gelatina incapaces si quiera de
preparar una taza de té.
Estaba
frustrada pero quizás lo que más le enfurecía era su incapacidad de poder
demostrárselo, ella no era ninguna
extraña y sabía bien que todos era la más indicada.
Su
suspiro lleno la habitación así como su olor… apestaba a cigarro, más no tenía
energías para protestar contra ello.
Su
rostro emergió de su regazo lentamente, su mirada cansada lo observo sin
decirle nada, la severidad en su rostro había desaparecido, Tom solo estaba ahí
emanando calma.
¿Se
había dado por vencida? O solamente, simplemente lo deseaba, ni siquiera lo
pensó cuando lo observo extender su mano hacia ella, se sujeto de de él como si
su vida dependiera de ello.
Estoy
bien… quiero decir… no tengo frio –Se disculpo- al verlo. Su manos estaban
heladas.
Una
leve sonrisa enmarco su rostro mientras se dejaba caer en el sofá de la cocina, se hizo un puño
mientras se envolvía en el abrigo, había perdido la noción de lo que realmente
se sentía, como si aquella sensación hubiese quedado atrapada en el fondo de
ese lago.
Sus
ojos grises viajaron de la taza que yacía en el centro de la mesa hasta el
chico, sus labios se entreabrieron, mas antes que de dijera algo, él se adelanto.
Su entrecejo se arrugo un poco como si tratara de recordar exactamente cuales
fueron sus palabras.
El
cinismo en cada una de sus palabras la trajo de vuelta. Por un largo minuto Tom
parecía haberse arrepentido, ella lo observaba con un gesto que bien podía
llamarse neutro.
Mas
sus ojos, sus extraños ojos se habían encendido, pudo sentir un golpe de odio
abofetearle la cara, para recordarle quien de verdad era.
Bueno…
Gracias por la observación
Su
voz, era como si fuese la primera vez que la escuchaba, no eran los pequeños
susurros de siempre, no lo eran.
El
sonido salió de sus labios como nunca antes lo había escuchado, claro, seguro y
un tanto aterciopelado.
Bajo
toda aquella frase se disfrazaba un “Maldito imbécil”*
que bien sabia él, jamás se atrevería a decir. Tom rio y por primera vez se
relajo, quizás Helena era incapaz de notarlo o quizás el simplemente no quería
mostrarlo.
¿Qué
es?
En
realidad no se –Respondió riendo-
Sus
manos temblorosas envolvieron la taza, la calidez que emanaba de ella le
resulto agradable, su olor dulce y algo picante también lo era.
Había
aprendido a prepararla para Bill, cuando la gripe lo atacaba y lo fastidiaba
con sus berrinches de niño. Solía reconfortarlo y de algún modo calmarlo.
Helena
bebió de nuevo, mas esta vez lo retuvo por
un poco más de tiempo, solía ser un tanto monótona con los sabores. Y quizás lo
más extremo entre sus gustos (por llamarlo de alguna manera) era
el té de jazmín.
El
picante en su boca, parecía despertar algo en ella que pretendía dormido, en su
rostro calmo apareció un gesto que jamás le había visto, le resulto casi igual
de embriagador que su extraña mirada.
Pero
como todo lo que considerable interesante en ella pronto desapareció, era como
si no se tuviese la suficiente confianza como para retenerlo por un poco más de
tiempo.
Tiene,
jengibre, miel y algo de canela –Explico el- Creo que es una
¿Infusión?
–Interrumpió Helena-
Sí,
creo que eso dijo ella
Sabía
que no iba a estar interesado en su pequeña charla sobre lo que era realmente una infusión así que
simplemente callo. Más si debía de reconocer que la había sorprendido, su muy
curiosa y si muy cínica observación.
♣♣♣♣♣
La fusión entre la luz y la oscuridad era perfecta y
hermosa, aquella tarde en ese lago. En lo profundo la oscuridad reinaba. El frio
del agua adormecía de a poco cada centímetro de su ser.
Lo
envolvía lo ataba, se aprisionaba de él mientras era arrastrado… seducido cada
vez más a su interior.
En
la superficie, la luz, brillante, limpia y pura. Luchaba por retenerla donde
realmente ella pertenecía.
Observaba
con ojos que no eran los suyos y a pesar de su edad, a pesar de todo pudo reconocerla dentro de ese pequeño y
curioso ser.
Sus
trenzas despeinadas flotaban en el agua, el gesto es su rostro no podía ser más
verdadero, aquella falsa y aparente calma parecía tan lejana. No tenía miedo,
podía sentirlo, a pesar de que sabía bien cual iba a ser su destino.
Su
voz retumbaba desde lo profundo, la llamaba, la reclamaba, ahora ella era suya.
Sus manos pálidas acariciaron su pequeño rostro, la dulzura en su sonrisa alejo
el dolor que empezaba agobiar su pecho.
El
chico se obligo a despertar, no quería saber más y a pesar de saber que solo
era un simple sueño en su corazón se había sembrado la angustia.
¿Mal
sueño?
Algo
así –Respondió- Aun somnoliento
Bill
lo observo por un minuto más para luego desviar su mirada hacia la ventanilla. El
vuelo estaba a tan solo media hora de arribar, sus ojos castaños se perdieron
entre las nubes y sus pensamientos ellos aun trataban de descifrar que era lo
que su hermano aun no le revelaba
Sus
ojos estaban puestos en sus labios a la espera que la mujer al fin se dignara a
decirle algo, parecía que disfrutaba hacerlo esperar mientras ella se ocupaba de
anotar en la pequeña libreta todo lo que debía comprar.
Está
en el jardín
¿Cuál?
Silencio
de nuevo, Ginger le devolvió al chico la mirada exasperante, suspiro
audiblemente mientras rodaba los ojos. No solía dar explicaciones extensas cuando
salía a deambular por allí.
La mujer se acerco a la ventana y observo a través
de ella.
¿Allí,
lo ve? –Mención- Al señalarlo
¿Si?
Bueno,
solo siga directo por allí
El
final del camino había llegado así como su valor, por un momento pensó que lo
mejor era dar la vuelta y olvidarse de todo.
Mas
sus pasos no tomaron el camino de vuelta, siguieron unos metros hasta llevarlo
a ella.
¿Puedo…
Hablarte?
Sus
parpados se levantaron delicadamente dejando al descubierto sus ojos, Helena sintió
un vacio en su estomago sabia que esta vez no lo iba a dejar pasar.
Al instante
que Tom se sentó a su lado, Helena se puso de pie camino unos cuantos pasos
mientras aprisionaba cada vez más el libro en su estomago.
Prefiero
caminar
Está
bien –Respondió- Mientras acentia
I
see who you are
Behind
the skin and muscles
I
see who you are
Let
me see who you are
* ¡No
se ofendan! Es solo que me pareció que tenía sentido incluir la frase. De
cierto modo creo, que es lo que él
necesita para al fin romper un poco con la tención.
Sus comentarios más que bienvenidos☺
Espectacular, lo he esperado ansiosa, como ansiosa espero el siguiente, cada vez esto me llena de curiosidad, felicitaciones me ha encantado y espero que no demores :D
ResponderEliminarsaludos y besos :D