viernes, 9 de agosto de 2013

Capítulo 34

                          

El fuego en su mirada parecía haberse trasladado a su garganta, el chico bebió de su cerveza tratando de apaciguar aquella sensación tan extraña.

—El no es mi hermano.—Aclaro Helena con voz calma.

—Jaulas—Le recordó sereno y confundido.

—Jaulas... ¡Oh! Si por supuesto. Ese día.

Helena río por algo que sólo ella entendía, apaciguando un poco la turbulencia que se había originado en sus ojos.

—Te veías diferente.
—Los años no han sido generosos con migo. 

Sonreírle o ignorarlo para seguir sumergida en los recuerdos de ese día parecía ser una decisión difícil.

No quería hacerlo (ignorarlo) le resultaba agradable su compañía;  mas los recuerdos de Spiderman, esos simplemente se negaban a abandonarla.

—Lo siento, los años no han sido buenos con mi memoria.—mintió ingeniosamente y él le sonrió.

De vuelta en la soledad de su habitación Harry Potter parecía serle buena compañía, los primeros capítulos le fueron suficientes para traerle de vuelta recuerdos turbios de sus visitas.

Aquel nuevo y extraño sentimiento no dejaba de oprimirle el pecho, era prácticamente un extraño por que lo hacía por que lo sentía.

¿Porque lo extrañaba? Los pocos momentos en los que cerró sus ojos, su mirada se hacía presente alejando todo aquello que solía perturbarla y al mismo tiempo impidiéndole dormir.

La luz de las velas ilumino levemente la estancia, Helena se dejó caer en la vieja silla de madera mientras sus manos pálidas hurgaban en los cajones del enorme y elaborado escritorio.

Un manojo de cartas unido por un lazo púrpura emergió de uno de ellos.

Se había tomado la molestia de escribirle todas aquellas cartas y ella ni siquiera se había dignado a responder una de ellas.

Querido Edward, escribió sin más, sin detenerse aún a leer siquiera una.

Prácticamente le había arrebatado de sus manos al leer en voz alta lo escrito en el sobre, lo observo dudar por un momento si la abría o no.

—¿De quien es?—pregunto el chico al ver su reacción.

Más sólo recibió como respuesta un leve movimiento de cabeza. Se apresuró a leer la carta mientras intentada dirigir cada una de sus palabras.

—¿Malas noticias?—Pregunto de nuevo algo preocupado.

—Es de...Helena—Respondió incrédulo al observarlo.

De pronto y sin aviso se vio en la necesidad de ocultar todo lo que aquel nombre le despertaba.

Edward abandono pronto la habitación con una estela de consternación colgada de su espalda.

Tom se encontró varios minutos después, sentado en el salón mirando a la nada. Perdido en un "asunto" que consideraba ya asimilado.

—¿Era de ella cierto?
—¿Que?
—La carta—menciono Bill al tomar asiento junto a el.—Lo vi salir con ella y al juzgar por su cara—
—Si.
—¿Malas noticias?
—No lo se.
—Mmm...Tal vez sea sólo para decirle que va a venir.

Sutil y a la misma vez muy efectivo, bufo enfadado mientras rodaba los ojos y se alejaba de allí. Hurgando en sus bolsillos por un cigarrillo.


Una sonrisa un tanto maliciosa surgió al verlo alejarse, había escasas cosas de las que se negaba a hablar y Helena solía ser era uno de ellas.

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