sábado, 27 de julio de 2013

Capítulo 33

              

Había dado resultado, por primera vez desde su regreso la había hecho reaccionar. Luego de sembrar dentro de ella la espina de la duda Helena había reaccionado.

Después de asotar la puerta del auto y aislarse en su habitación por un par de días, una Helena limpia, serena y visiblemente descansada emergió de esa habitación.

—Comida por información—renegó Helena resignada—Si no tengo de otra opción—murmuro fastidia al sentarse frente a Ginger y su desayuno.

—¿Lo conoces?
—Es mi sobrino.
—¡Oh! Por supuesto—murmuro para sí misma, como si hubiese descubierto algo—¿Pero porque debo recordarlo?
—Bien—suspiro la mujer—Fue solo un par de veces, y usted niña no se encontraba bien.
—Fue después de que salí de hospital.
—Si.

Helena guardo silenció por un periodo largó de tiempo, su rostro lucía tranquilo hasta sereno, como si hubiese encontrado algún lugar placentero del que parecía no querer regresar.

—¿Tenía el cabello negro y un poco más largó?
—Y era un poco más joven y algo insolente, ¿Lo recuerda?—Preguntó al tomar una de sus manos.
—No lo sé—suspiro—Ya no estoy segura.

Entre imágenes distorsionadas de días negros y tormentosos el leve recuerdo de aquel chico extraño que le leía maravillosamente, algo que aun lograba descifrar parecía ser muy irreal.

—Solo fue un par de veces en las que vino a visitarme y se escabullía por allí para verla, creo que usted le despertaba gran curiosidad.

—Es extraño.
—¿Que?
—Que una demente le causará curiosidad.

Sus labios se endurecieron en una mueca fina, al levantar el plato de su lugar, Helena había olvidado por un momento que ese "tema" no se debía mencionar.

Una vez satisfecha su curiosidad parecía que concentrarse iba a resultarle mucho más fácil, se equivocaba.

Aquella nueva información revoloteaba en su cabeza sin cansancio.

No pudo reconocer el número que marcaba la pantalla de su celular más la voz que le habla esa, esa era imposible de olvidar.

El Londres bullicioso y ajetreado quedo atrás al entrar aquella librería a medio llenar, pasillos abarrotados de libros, pequeños espacios para leer y un ambiente relajado fue lo que encontró en aquel lugar.

La sección de clásicos de la literatura inglesa la encontró casi sin dificultad sumergiéndola en un pasado que le era cada vez más difícil de alejar.

No era la primera vez que en el número 4 de Privet Drive estallaba una discusión durante el desayuno.—Leyó la voz tras ella.

El frío mar de plata de sus ojos se ilumino por un momento mientras sus labios disfrazados de rosa pálido ocultaban una pequeña sonrisa.

—¿Que?—sonrió.

—Prefiero a Oscar Wilde—Se quejó al dejar en las manos del chico un ejemplar de la importancia de llamarse Ernesto es sus manos.

—Nunca te habías quejado de Harry Poter.

—Nunca había estado tan demente como para soportarlo.

Su ironía adquirida le provoco una sonrisa.—Pensé que no lo recordabas.

—No lo hago.

Oscar Wilde y compañía, hicieron de la tarde particularmente divertida? Si divertida.

—¿Tienes hambre?

—Supongo que puedo comer algo.

Fish and chips y cerveza en una pup pintoresca al norte de la ciudad le trajo recuerdos de su hermano. 
Helena guardo silenció y observo recelosa a su alrededor.

—Podemos ir a otro lugar si lo prefieres.

—Descuida—murmuro restando le importancia al dar un par de sorbos a su stout*—Mi hermano—agrego con un suspiro y un leve gesto de resignación.

—El tipo de la máscara de Spiderman?

Fue como si aquella llama interna que llevaba apaga por tanto tiempo se encendiera en una llamarada.

Helena se quedo quieta con su típica pose erguida y su gesto calmo, más aquellos ojos, sus ojos ardían en algo que el no podía definir.

*Stout  es el nombre de un estilo de cerveza, tipo ale, muy oscura, originario de las Islas Británicas.

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