sábado, 18 de septiembre de 2010

Capitulo 10



Era la oportunidad perfecta para conocer la ciudad como se debía, era algo arriesgado pero Edward y su padre estaban más que seguros que pasarían inadvertidos en el Desfile, según ellos era solo cuestión de no llamar la atención actuar con naturalidad y ocultar sus rostros como las miles de personas que asistirían tras un antifaz o mascara.



De los cuatro quizás el que más llamaría la atención por su aspecto seria Bill,  pero dejando de lado todo aquello típico en el chico pasaría como un joven extranjero más que visitaba la ciudad.


Si algo llegaba a pasar estaban lo bastante jóvenes para correr, mencionaron los dos entre risas solo para molestarlos. Ninguno de los dos se atrevería a hacer tal cosa sabiendo que pudiese salir mal, los fastidiaron por algún rato pero lo único que querían lograr era quitar  esa tensión que había en ellos.

Basto que caminaran por las calles aledañas al hotel para darse cuenta de que tenían razón, aquel temor rápidamente se disipo al darse cuenta de que ellos definitivamente no llamarían la atención, sus mascaras de súper héroes  se quedaban lo bastante cortas ante la creatividad de las personas que deambulaban por la calle con los disfraces mas locos y fantasiosos que se pudiera imaginar.

Solía ser lo bastante dramática con su vestimenta la mayor parte del tiempo no le veía la gracia hacerlo en ese momento, Helena simplemente opto por algo de color dejando al descubierto su rostro hasta encontrar algo que verdaderamente llamara su atención.
Edimburgo era tan hermosa ese aire gris y melancólico guardaba la esencia de siglos pasados intacta, el contraste entre en el encantador old y el vibrante new town, sus callejuelas adoquinadas llenas de misterio, sus pequeños y escondidos cafés aquel perfume que viajaba en el aire.

La humedad de la bruma del mar, sus fantasmas su historia todo absolutamente todo la seducía, la embriagaba la embargaba a cada paso, se había Enamorado sin reparo de esa a  ciudad desde la primera vez que su madre la llevo.

♦♦♦♦

Habían pasado prácticamente la mayor parte del día mas las primeras horas de las tarde caminando entre la gente observando los desfiles, deteniéndose en alguno que otro lugar  que llamara la atención de ellos todo había transcurrido con la mayor normalidad posible. 
No era la típica ciudad donde solían ir la mayoría del tiempo pero les agradaba aquella espontaneidad que tenía entre sus manos esa que desde hacía mucho tiempo habían perdido en el camino.

Tomaron el almuerzo en el centro de la ciudad en uno de los muchos restaurantes al aire libre cerca del parque y de la pista de hielo Edward junto a los cuatro chicos decidieron ir a probar suerte en ella.

Estas aburrida? –Pregunto su padre- Colocando su mano sobre la de ella.  Desde la última vez que hablo con ellos había transcurrido ya varios minutos. Helena tenía la vista fija en el otro lado de la calle.

No! Es solo que…. –Guardo silencio y le sonrió- Olvídalo, quiero comer algo dulce eso es todo

Ok –Rio-

El y David la observaron tomar su bolso levantarse de ahí, cruzo la calle camino despacio entre la gente se detuvo justo frente a la entrada del lugar sonrió ampliamente no había cambiado absolutamente nada  en todos estos años pensó, su madre solía comprar dulces en ese lugar no solía ser tan quisquillosa como Helena con la comida pero cuando se trataba de dulces era exigente.  

Simple y sencillamente los adoraba su madre solía llamarlos “trocitos de cielo” quizás era por la forma o el color que tenían, deambulo curiosa en su búsqueda hasta encontrarlos. 
Gustav había tomado asiento bajo un árbol en el parque observaba a las personas a su alrededor entretenido, estaba algo cansado pero quería aprovechar al máximo su corta visita en la ciudad, al poco tiempo de estar ahí la observo caminar hacia donde se encontraba  llevaba entre sus manos una pequeña bolsa.

Se sentó junto a él  sonriendo, retiro de su cabeza el gorro que la cubría dejando al descubierto su cabello rubio. Tienes que probarlos - Menciono Helena- Abriendo delicadamente la caja que los contenía. Es lo más delicioso que he probado en mi vida.

Aquello era más que una buena referencia viniendo de ella, así que el chico le devolvió la sonrisa, tomo entre sus dedos el pequeño dulce esponjoso lo llevo a su boca dejándolo entrar en el espacio que dejaba la máscara al descubierto.

Su textura era interesante delicada, cremosa, muy suave, Gustav entre cerró sus ojos dejando salir un sonido de satisfacción que la hizo reír.

 Son algo costosos –Suspiro Helena- al sentir el sabor en su boca Pero uh!...

El chico solo rio al verla su rostro reflejaba perfectamente todo aquello que sentía al probarlos, la devolvió de golpe a su niñez a esos días en los que la vida no tenía nada de complicado, le devolvió a su madre, su sonrisa, el olor de su cabello aquel hermoso brillo que había siempre en sus ojos, le devolvió recuerdos sus recuerdos aquellos que había sido obligada a encajonar en algún rincón de su memoria.

La sonrisa de Gustav poco a poco se fue apagando la observo sereno con un poco de nostalgia influenciado  por lo que Helena le trasmitía en ese momento.

Valen la pena no? –Quiso saber- Tratando de traerla de vuelta

Mucho

Donde los compraste

Cruzando la calle – Dijo mirando hacia atrás-

Ah… -Se quedo pensativo- Quieres más? 

No era necesario si quiera preguntarlo la respuesta era más que obvia ambos cruzaron la calle rumbo al lugar.

♦♦♦♦

Estaban a la espera de que ellos dos dieran muestras de su presencia, se habían ido hacia ya un buen rato, no se preocuparon demasiado ya que estaba con Helena conocía algo la ciudad además su sentido de ubicación era realmente envidiable podían irse al hotel sabiendo perfectamente que podían regresar sin ninguna dificultad.

Solo querían que los ayudara un poco a ubicarse, su padre sabía que el lugar donde podían comprarlo estaba en el Old Town  más solo eso.

Recuerdas donde solía comprar tu madre el whisky de tu abuelo- Quiso saber al verla llegar-

Creo que si- Respondió Ella- En un café al otro lado de la ciudad.

Está muy lejos de aquí – Pregunto David-

No mucho, si tomas un taxi puedes tardar quince minutos

Helena tomo de sus manos el mapa que tenia lo observo un poco, David la escucho darle las instrucciones de cómo llegar más parecía no ser de mucha ayuda.

OK - Rio confuso- Te importaría…- Dijo casi en tono de suplica-

Helena le sonrió no le molestaba en lo absoluto, después de dejarle muy claro a su padre que por ninguna razón dejara en las manos de Edward sus bolsas de dulces se fue con él y los otros dos chicos. 

Old Town como su nombre bien lo decía era la parte más antigua de la ciudad solía pasar mucho tiempo junto con su madre recorriendo las pequeñas callejuelas mas escondidas de la ciudad, no recordaba al pie de la letra la dirección pero supuso que no le iba a ser tan difícil encontrarlo.

Los quince minutos en taxi fueron lo bastante interesantes aquel hombre que manejaba el auto les dio una cátedra de la historia del whisky escoses, Helena lo escuchaba atenta de vez en cuando se atrevía a entrar a la conversación.

Los había conducido a las mismísimas extrañas de Edimburgo, todo allí era tan extraño apenas si se habían alejado un poco de la concurrida Royal Mile donde la gente aun deambulaba con su rostro cubierto.

Era como si el tiempo simplemente no existiera no porque el antiguo reloj que daba la bienvenida a la entrada del callejón se había detenido hacia ya mucho tiempo si no porque realmente esa era la sensación que se percibía al adentrarse en el, misma que había dado pie a las muchas leyendas urbanas que mantenían al turista común alejado.

Callejones solitarios y estrechos, edificios altos y antiguos una ligera niebla cubría la superficie mas esa sensación permanente en la piel, se sentía como si deambularan en el set de alguna película de asesinos y misterio de esas a la que los británicos son tan partidarios.
Bill caminaba junto a Helena mientas su hermano y David lo hacían detrás de ellos, el chico observaba expectante  todo, aquella atípica normalidad lo desconcertaba quizás porque ya se había acostumbrado a todo el caos que siempre había a su alrededor todo esto se le hacía muy extraño.

Minutos después lo único que se escuchaba a lo lejos era fragmentos de la animada conversación que tenían ellos dos (David y su hermano),  su respiración mas los pasos que ya se le estaban haciendo familiares de Helena al caminar, abrasada a sí misma con la mirada baja caminada en silencio, se detenía de vez en cuando observaba un poco continuaba su camino.

Como conoces este lugar- Pregunto Bill- Que no soportaba más un solo minuto en silencio-

Solía pasar mucho tiempo con mi mama aquí

Que hay en este lugar  además de callejones –Dijo algo fastidiado-

Descuida no esta tan lejos

La observo sonreírle mientras detenía su paso luego de llamar a David y a su hermano caminaron entre uno de los muchos callejones que habían atravesado en tan solo unos cuantos minutos.  
♦♦♦♦

Ese escondido café aun mantenía sus puertas abiertas para los que se rehusaban abandonar los antiguos edificios de apartamentos que habían a su alrededor o para aquellos que se aventuraba a visitarlo.

Ubicado frente a una plazoleta donde había unas cuantas tiendas enfrascado en esa burbuja de alguna época pasada.

El tiempo de verdad no existía ahí, se dijo a si mismo mientras servían su taza de café, había tomado asiento junto a Helena en las afueras.

David compraba algunas botellas de whisky, Tom bueno el fingía extraordinariamente  poner toda su  atención mientras le daba un vistazo a la chica que los instruía un poco más sobre la conocida bebida.

Que venían hacer aquí? –Pregunto Bill- Dando ligeras vueltas con la cuchara a su café.

Helena estaba quizás demasiado ensimismada tratando de descifrar que era ese sonido, que le tomo un par de segundos comprender que hablaba con ella.

Era ilustradora… De libros. –Fue lo último que dijo antes de guardar silencio- De donde provenía, acaso era ella la única que lo escuchaba era tan leve y melódico, quizás era solo el viento se dijo tratando de calmar su creciente curiosidad.  

Libros?

Si, ilustraba libros–De nuevo guardo silencio –

Tratar de seguir el hilo de la conversación parecía ser casi imposible su completa atención había sido atrapada, respondía su preguntas pero la necesidad de saber que era podía mas, estuvo ahí unos cuantos minutos, mas solo eso.

A donde va - Menciono David al verla alejarse-

Bill parecía no hacer absolutamente nada por detenerla ambos eso les llego a preocupaba.




♦♦♦♦ 
A medida que se alejaba aquel sonido se hacía más notable, eran cascabeles, pequeñas campanas metálicas o quizás el ligero cucú de un reloj aun no podía descifrarlo, camino solamente guiándose por ese sonido hasta llegar al punto de no recordaba haber visitado ni siquiera una sola vez ese lugar.

No se diferenciaba mucho de los demás, callejones estrechos pequeñas plazoletas, hermosos edificios altos, pero no lo recordaba a medida que pasaban los años se le hacía difícil hacerlo, temía que llegara el momento que todo aquello que no le pertenecía acapara su memoria borrando de ella sus propios recuerdos.

Con la cabeza aturdida sintiéndose totalmente perdida al fin logro ubicarlo una antigua y particular tienda de ahí provenía aquel sonido entro en ella,  curiosa camino despacio por uno de los pasillos en él se encontraba miles de relojes uno más extraño que el otro.

Por qué hacían tanto ruido? Al verlos noto que todos marcaban horas diferentes pero por algún motivo en especial esa tarde todos anunciaban el cambio de hora al mismo tiempo segundos después poco a poco se silenciaron. Ya estaba ahí así que pensó que era buena idea dar un vistazo a la tienda quizás encontraría algo que llamase su atención.

Sentado escuchando algo de música ojeando una revista pasaba su tiempo, pensaba que había malgastado sus vacaciones es esa tienda, a pesar de que necesitaba algo de dinero extra no había sido una buena idea,  dos semanas había transcurrido y solamente… Spiderman susurro al verlo entrar y una anciana adinerada habían visitado el lugar, observo al chico quitarse la máscara al verse en uno de los espejos.

Hola – Respondió el saludo – Minutos después. En medio de su música había escuchado a alguien hacerlo

Busco jaulas

Valla coincidencia aquella misma anciana buscaba lo mismo, dejo la revista a un lado, apago la música,  levanto su vista para encontrarse con los ojos de Helena.

Pensaba que de algún modo la iba a incomodar pero no podía evitarlo, sin ningún rastro de temor solo lo hizo, no es que nadie nunca lo hubiese hecho solo que la primera vez que la conocían no se atrevían a hacer tal cosa.

Hola – Saludo de nuevo perplejo- Jaulas. Asintió con su cabeza mientras iba en busca de ellas.   

Ella se limito a seguirlo, el lugar era simplemente fascinante cada centímetro estaba lleno de cosas que llamaban su atención, caminaba unos cuantos pasos se  detenía a observarlos, hermosas elaboradas antigüedades, pinturas cargadas de lowbrow, libros con oscuras ilustraciones, muebles estrafalarios miles de maravillosas y extrañas cosas que quedarían perfectas  en su habitación.     

Te gustan las aves?
No del todo

Por que las jaulas. Helena encorvo sus hombros y le sonrió.

No tenía una razón por la cual las buscaba suponía que eran ironías de la vida, desde muy pequeña tenía cierta manía con ellas le gustaba esa satisfacción que se despertaba en ella cada vez que liberaba alguna de las irritantes y emplumadas aves que engordaban la colección de su abuela.

El esperaba paciente sentado en una hermosa silla en la entrada de la tienda, observado todo a su alrededor un tanto esquivo. Jaulas? Se pregunto al verla llegar con el chico cargando muchas de ellas.

No recordaba haber visto aves en su habitación, aunque había tantas cosas extrañas en ella que de algún modo no le sorprendió. Al verlo Helena busco con la mirada a los demás pero al parecer estaba solo.

Lo conoces –Pregunto Tom- Al salir de la tienda junto a Helena, hurgaba en los bolsillos de su pantalón en busca de dulces.

Al chico de las golondrinas

Tom se detuvo por momento haciendo un gesto de no entender de qué hablaba. Tiene un tatuaje de golondrinas en la parte externa de su antebrazo la escucho decir.

Helena sonrió al notar que había capturado en su cabeza como si fuese una de sus fotográficas cada mínimo detalle de él.

Esa canción la que tocas en el piano… Ni siquiera lo dejo terminar la frase

No sé su nombre, si es lo que quieres saber

Su voz dejaba ver un rastro de frustración, ni su nombre, ni si autor no sabia absolutamente nada sobre ella hacía solo unos meses sentada frente al piano las notas fluyeron de sus manos sin ninguna explicación.  

4 comentarios:

  1. Trés Joli!
    Sapiderman... mascaras de superheroes, me imagino a los TH con unas de esas *-*

    No puedo imaginar la melodia la cual toca... pero diria que es algo melancolica, mmm... no lo se, podria decir que me recuerda Victor tocando el piano en "Corpse Bride".

    Espero el siguiente!!! :D

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  2. wowww siempre que termino de leer algun capitulo esa es la unica cosa que se me ocurre jiji
    vale la pena esperar cada uno de los capis chika felicidades y nos leemos pronto

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  3. Quien es el chico de las golondrinas???? Al parecer quedo muy impresionado con Helena.

    Lo de los super héroes genial jaja. Yo concuerdo con Helena Edimburgo es muy bonita tiene una magia especial.

    Saludos para ti, mucha inmaginacion para que los próximos capítulos son sean un calvario de escribir

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  4. Oh! por fin he podido empezar de nuevo a leer
    :D estuve unas semanas creo que llegó al mes perdida x) pero ahora tengo que retomar la lectura de tu fics!! aunque necesito tiempo aún no he terminado las clases x) =3

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