Capitulo 9

Lo prometido es deuda dicen por ahí. Así que aquí está el capitulo que les debía de la semana pasada, muchas gracias por su espera y por sus comentarios de verdad que me alegraron el día para seguir escribiendo, ojala   halla valido la pena esperar.

Saludos, mil gracias a todas y como siempre les digo comenten mucho  :)    

A falta de escasas horas para el amanecer el aun continuaba despierto no tenía sueño había pasado prácticamente durmiendo todo el día, sentado frente a la chimenea observaba la madera consumirse lentamente, esas pequeñas vacaciones habían sido para él un tanto extrañas solían pasar su tiempo libre en casa o en alguna playa, al igual de que su hermano disfrutaba mucho de los lugares cálidos y llenos de vida.

Pero aquella antigua casa más el ambiente que se sentía era totalmente diferente, lo habían obligado a darle un paro rotundo a su acelerada vida, era frio, ventoso, gris pero a pesar de todo lo consideraba muy hermoso tenía cierta nostalgia no era triste al menos no del todo  pero había algo en ese lugar que lo hacía sentirse diferente,  de cierto modo era como ella.

Escuchaba como el viento recorría los pasillos de la casa, haciendo un ligero sonido como de un llanto muy leve, Max que se encontraba a escasos centímetros se levanto de inmediato con rumbo a la puerta, se le hizo extraño llevaban ya algún tiempo escuchándolo aunque al principio le asustaba se había quedado tranquilo junto a él.

Lo observo rasgar la puerta varias veces, a sus oídos ya había llegado aquella historia de la mujer de verde que merodeaba por la casa, en esas cosas era escéptico al extremo.

Escucho los pasos de alguien vagar por el pasillo, abrió la puerta de su habitación lentamente dejando solo un pequeño espacio que apenas si le permitía ver, no había  nadie pero aun podía escuchar los pasos que bajaban por la escalera.

A sus pies Max esperaba impaciente a que lo dejara salir. ¡Espera! – Regaño el chico-  cuando los pasos se hicieron imperceptibles abrió la puerta de par en par dejándolo al fin salir.

Camino un poco hasta llegar a la baranda observo hacia abajo, sujetándose de ella  lo único que pudo ver fue un pequeño rayo con manchas negras que bajaba a toda prisa rodo sus ojos fastidiado mientras renegaba entre dientes.

Esperaba que al menos estuviera dentro de la casa, no tenía ni gota de ánimos de salir a buscarlo el frio que hacia afuera era casi insoportable, lo llamo varias veces por su nombre busco por toda la primera planta de esa casa sin éxito, subió las escaleras rumbo a su habitación  furioso mientras renegaba una y otra vez en busca de algo que lo abrigase.  

♦♦♦♦

Porque me sigues? –Pregunto ella- No llevo dulces con migo- Exclamo divertida- Como si fueras a responderme pensó con una ligera sonrisa en sus labios, llevo sus manos a los bolsillos de su abrigo para corroborarlo, estaba en lo cierto no había nada  más que un simple pañuelo de seda, lo volvió a guardar donde lo encontró siguió su camino, estaba exhausta pero al menos debía verlo aunque fuese  una sola vez se dijo.

Eso era lo que aun la mantenía en pie le daba al menos un poco de energías para continuar en su pálido rostro se reflejaba las largas horas que llevaba ya sin poder conciliar el sueño, solo esperaba que fuese tal y como él le había dicho no esperaba menos.

No por que fuese un vampiro ni alguna criatura sobrenatural o algo similar pero los amaneceres no era de su  agrado, se detuvo por unos cuantos segundos a tomar aire el frio le dificultaba respirar más aun así parecía no causarle más molestias que esa, la nevada de la noche que ya pronto acababa había dejado una espesa capa de nieve que cubría todo, sus pasos en ella eran dificultosos pero continuo sin quejarse demasiado justo detrás de ella  iba Max.

Al llegar al otro extremo del risco tomo asiento reposo su cabeza en el respaldar de esa vieja banca de madera, sintió como aquella curiosa criatura colocaba su cabeza sobre su regazo.

Tienes frio? –Quiso saber- Rosando con su mano la nariz del perro, no iba hacerlo esperar mucho a pesar de que aun no había rastros de sol, en el cielo se podían apreciar ya las primeras muestras de día.

Al poco tiempo la respiración de Helena se torno pasiva aquella calma que percibía de su alrededor logro tranquilizarla, la imagen que llevaba atormentándola los últimos dos días parecía disiparse por completo estaba completamente relajada a la espera de lo que quería ver.

Aunque no duro por mucho tiempo el pequeño lapso de tranquilidad fue interrumpido cuando lo escucho quejarse a lo lejos mientras caminaba en dirección donde se encontraba. 

De inmediato busco sus guantes habían cargado con ellos desde esa tarde en la cocina, pero por más que busco en sus bolsillos no logro encontrarlos. 

Tom se dejo caer en el asiento junto a ella tenía la respiración entrecortada se moría del frio y estaba furioso, Helena lo observo apenas escasos segundos giro su vista hacia el horizonte ahí estaba…

Lo llamaban el fenómeno de los tres soles era uno de los regalos de la naturaleza más extraños y a la vez maravillosos, una pequeña sonrisa se dibujo en los labios de la joven que observaba asombrada sin siquiera parpadear.

Era simplemente hermoso su enfado fue remplazado rápidamente nunca había visto nada igual era como si por arte de magia el sol se hubiese triplicado ante sus ojos, un aro de luz brillante se reflejaba en el cielo de pronto el frio ya no importaba tanto.

No podía recordar la última vez que algo lo hubiese impresionado así, algo tan sencillo como un amanecer, aunque aquel no se podía describir como tal aquella imagen solo había durado unos cuantos minutos pero ambos la llevarían gravada en su memoria para siempre era de esos momentos en la vida que serian difíciles de olvidar.

Helena quería llenar desesperadamente su cabeza con más de esos recuerdos que si le pertenecían quería volver a sentir que su vida era suya de nuevo llevaba tanto tiempo sintiéndose extraña en su propio cuerpo,  sentía que ya no soportaba más un minuto así.

El regreso a casa fue silencioso como era su costumbre, mas esta vez no era incomodo ella aun sonreía no paraba de hacerlo simplemente no podía dejar de hacerlo.

♦♦♦♦

Algunas veces un poco de compañía solía sentarle bien aunque cuando pensaba en compañía no era precisamente el al que prefería, le gustaba más su hermano, Bill el tenia algo Helena solía llamarlo un cierto “ángel”  eran pocas las personas con las que se sentía cómoda  tan rápidamente.

Le encantaba observarlo podía hacerlo por horas era quizás el chico más hermoso que conocería en su vida más aun así no pensaba ponerse de quisquillosa esa mañana además no tenia energías para eso, preparo el te rápidamente camino rumbo a uno de los salones había dejado a Tom junto a la chimenea intentando desesperadamente entrar en calor.

Coloco la taza entre sus manos evitando lo más posible hacer el mínimo contacto, la observo cauteloso era tan extraña pero trato de no darle mucha importancia, bebió de su tasa, el sabor de la bebida había inundado su paladar Helena lo observo entreabrir un poco su boca como si quisiera preguntarle algo…

Se llama te azul –Respondió de inmediato-

Ah –El chico observo su tasa- suponía que su nombre se debía a su color. Tomo asiento sobre un pequeño sofá frente a la chimenea guardo silencio por un rato.

Eso del sol, que es? – Quiso saber- Mas no obtuvo respuesta alguna levanto su vista de su tasa para encontrarla profundamente dormida sobre el sofá en que se había sentado, Max la acompañaba hecho un puño en la alfombra.

Se levanto de donde estaba coloco la tasa sobre la repisa de la chimenea se acerco a ella para observarla dormir se veía intranquila supuso que era por el frio de inmediato busco en uno de los muebles algunas sabanas, le parecía curioso que las guardaran ahí, luego de abrigarla a ella y a su perro, de nuevo tomo asiento.

Jamás imagino que tuviese tan mal dormir, llamaba insistentemente a alguien, balbuceaba cosas sin sentido al menos para él,  estuvo así por un largo tiempo pensó en despertarla un par de veces, pero recordaba que su madre le decía que no era buena idea despertar a alguien abruptamente mientras tenía una pesadilla, si eso era lo que ella tenía.    

Se acerco de nuevo casi sin pensarlo roso la parte externa de su mano sobre su mejilla su reacción lo SORPRENDIO segundos después de aquella pequeña caricia Helena parecía calmarse, sus parpados y todo su cuerpo se relajaron por completo, la observo abrasarse a un pequeño cojín mientras se hacia un puño.

De nuevo lo volvió hacer estaba totalmente incrédulo simplemente no podía creerlo, rozo con delicadeza su mejilla suave y fría obtuvo la misma reacción Helena estaba en completa calma.

Sonrió un poco se alejo en silencio de cierto modo le parecía como una niña pequeña ya no tenía la edad para seguirlo siendo pero aun quedaban en ella ciertas cosas típicas de la niñez personalmente además de extraña la consideraba demasiado curiosa y extremadamente huraña o al menos con el así era.

Dos horas después despertó el único que aun continuaba a ahí era Max acaricio un poco su cabeza mientras llevaba su otra mano a su mejilla tenía una sensación extraña en ella eso no le gustaba, estaba…  Tibia? –Se pregunto con un tono de desagrado en su voz-

♦♦♦♦

Tenían previsto regresar a Londres hasta dentro de un par de días pero los planes habían cambiado al último momento, de alguna manera lo entendía bien si de verdad querían conocer la ciudad esta era su mejor oportunidad.

Llevaba ya poco más de media hora sentada en el descanso de la escalera viendo a todos ir de un lado al otro tenía menos de una hora para terminar de despertar, preparar su equipaje darse un baño y desayunar.

A pesar de todo aun no terminaba de acostumbrarse a aquella caótica actividad que había irrumpido en su casa desde la llegada de los chicos, no le resultaba molesto pero simplemente estaba en ella muy arraigada la necesidad de estar siempre sola.

Al principio esa característica en ella podría resultar difícil, irritante, incluso hasta extraño pero con el paso del tiempo solían a acostumbrarse a eso, aquellos pocos que la conocían lo habían hecho lo quisieran o no.

Era la tercera vez que pasaba por ahí aun continuaba allí con la mirada perdida su cabeza en algún otro lado. Ya estas lista –Pregunto Edward-  

Helena asintió con su cabeza sin siquiera dejar de ver por la ventana. El chico espero a que Gustav terminara de bajar las escaleras, al hacerlo tomo asiento junto a ella.

Te ocurre algo

Por que siempre tiene que ocurrirme algo –Le cuestiono sin siquiera verlo-

Le resultaba inmensamente frustrante cuando reaccionaba así pero también sabía perfectamente que era algo que había aprendido muy bien de él, si había alguien experto en salirse por la tangente por llamarlo de alguna manera, con tal de evitar a como fuese posible hablar de algo que no quería era Edward.  

Helena había lidiado con él los últimos tres años la había sacado de sus casillas interminables veces, había despertado en ella esa ira apaciguada,  la había hecho enojar como nadie en su vida jamás se atrevería hacerlo.  Así que la revancha era dulce muy dulce pensó con una ligera sonrisa dibujada en sus labios.

Tienes listo tu equipaje – Bufo molesto-

Si estaba en mi habitación- Respondió al fin clavando su mirada en los ojos del chico- Aquel pequeño juego entre los dos era un tanto bizarro pero les divertida.

Desarmar a una persona por completo, hacerla sentir totalmente vulnerable, miserable, sacar de ella sus miedos sus inseguridades sus más oscuros secretos, esculcar en ella hasta lo más profundo de su ser de su alma para encontrar lo que ocultaba.

Era atemorizante pero a la vez liberador lo había hecho  enfrentar todo aquello que le hacía daño lo había ayudado a librarse de aquella culpa que lo carcomía día tras día, si bien es cierto aun quedaba mucho por superar ese día supo ya no era lo mismo.   

El ruido proveniente de una de los motores del avión que se encontraba en la planicie del risco, hizo que el contacto visual entre los dos se rompiera, ambos vieron  través de la ventana.

Nos vamos a ir en eso? –Quiso saber Helena-     

Si lo prefieres hay un ferry esperando por ti en el puerto tu decides–Menciono en tono sarcástico- Sonrió triunfante camino rumbo a la escalera.

Sabes que pensó en ti hasta el último momento- La escucho decir mientras subía-  Aquellas simples palabras lo hicieron detener su movimiento.

Helena observo al chico reflejado en la ventana el gesto que tenía en su rostro solo le confirmaba que aun no estaba listo para hablar de ella.

Salimos en cualquier momento, despídete y no te retrases –Regaño fingiendo enfado mientras se alejaba-

Despedirse… Se tomaba muy enserio esa palabra consideraba una despedida como algo meramente pasajero más aun así le gustaba atesorar alguna cosa de esa persona a la cual no vería por algún tiempo tomo de uno de sus bolsillos un pequeño frasco de cristal .

Observo a  su alrededor no había absolutamente nadie, su padre, David y los cuatro chicos estaba fuera de la casa los podía observarlos desde ahí.

Lo hacía a sabiendas de que  no le molestaría, podía ver su amplia sonrisa mientras llevaba una de sus manos a su barbilla movía la cabeza de una lado al otro manteniendo su sonrisa aprobatoria.

Helena rio nerviosa a la vez maliciosa, llevo ambas manos sobre la tapa de esa urna con sumo cuidado se deshizo de ella dejándola sobre la mesa.

Sabes que tu abuela de dejara sin herencia si se entera – Escucho decir de un susurró proveniente de su memoria-

Lo sé –Respondió-

Mm… Lo sabes? ¡Bah! Que mas da esas viejas joyas no valen la pena. Adelante mi niña Adelante…Su recuerdo junto con la  voz de su abuelo se deshizo como la misma niebla.

Lleno el pequeño frasco con sus cenizas apresuradamente, los pasos de su hermano se escuchaban muy cerca, coloco la tapa en su lugar y sus guantes negros sobre sus manos temblorosas.

¡Aun estas aquí!

Ya me iba

Que haces- Pregunto- Llevaba sus manos ocupadas con el equipaje de la chica-  La observo detenidamente había algo en sus ojos que la delataba. Edward vio la urna, la mesa todo parecía estar en su lugar.

Solo me estaba despidiendo- Dijo fingiendo total naturalidad- Mientras ocultaba dentro de su guante derecho el frasco. Tomo un par de  maletas de las manos del chico se alejo sintiendose otra vez casi completa.