viernes, 3 de enero de 2014

Capítulo 60

                                


Helena se había mantenido en silencio sentada en un rincón de la cocina con la mirada perdida el tiempo suficiente para hacerlo desesperar.

Había llegado al restaurante con un gesto de pánico en su rostro pidiéndole si se podía quedar con el allí.

El chico se inclinó hacia ella dejando una taza de té humeante entre sus pálidas manos.

—Quieres hablar, tengo tiempo—Le sonrió mientras el ajetreó a su alrededor continuaba.

Caleb se sentó a su lado con una sonrisa en sus labios y sus ojos azules cargados de confort.

—Sabía que no era buena idea... Irme con el, la sentí removerse dentro de mi cuando lo pidió.

—¿A quien?

—Ella—Mencionó como si el supiese de quien hablaba.

—Creo que necesitas algo más fuerte que té.

—Lo siento... Creo que estoy alucinando de nuevo.

—No lo sientas después de todo así te conocí.

Helena río divertida y acepto de buena gana el brandy que el chico le dio.

Si aquello era estar ebria por que demonios no lo había hecho antes, se preguntó mientras subía las escaleras. Se sentía tan ligera y alejada de su realidad que casi se sentía volar. Helena tropezó, sus manos frías fueron a parar sobre el escalón.

Si, estaba ebria y si había aún algo de culpa por ello se esfumó junto con la carcajada que soltó.

Continuó avanzando hacia su destino no antes de que algo cálido se entrometiera en su camino.

—¡Oh! Lo siento—Susurró.

Dejando que su aliento perfumado a brandy golpeara el rostro del chico.

En el fondo esperaba que la ignorara y siguiese su camino pero tampoco le sorprendió verlo cerrar la puerta de su habitación con cara de pocos amigos.

Se sentía como una niña a punto de recibir la reprimenda de su vida.

—Que voy hacer contigo—Le recriminó, en un tono serio—Me estas volviendo loco—

Helena lo observó como si ya hubiese escuchado antes aquel "Me estas volviendo loco".

—Siento lo que pasó esta mañana.

—Lo dices como si hubieses puesto las imágenes en mi cabeza.

—Lo siento—Susurró temerosa de su reacción.

Tom la observó mientras se tomaba unos minutos para comprender el alcance de sus propias palabras.

Helena podía sentir como la sangre burbujeaba dentro del chico mientras su cabeza se convertía en un caldero en ebullición.

Cuando al fin comprendió el mensaje implícito en aquel " Lo siento" se aproximo hasta ella sugetandola de uno de sus brazos, en un intento de encontrarse con su mirada.

—No era mi intención... Supongo...

—¿Supongo que? ¿Que?—Preguntó de nuevo alzando la voz

Sus ojos castaños hablaban por sí solos, aquella seguridad que emanaba se había disipado dejando en su lugar temor.

—Demonios Helena ¡Habla de una vez!

Intento soltarse de su agarre mas lo único que logró fue profundizarlo más.

El vértigo le recorrió su estómago como si se tratase de un rayó, sintió su mirada gris irrumpir dentro de él sin que pudiese hacer algo para detenerlo.


Era ya demasiado tarde, pensó mientras Helena se introducía en el más allá de su piel, más allá de él mismo.

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