viernes, 1 de noviembre de 2013

Capítulo 43

                          


Un minimalista y silencioso hotel boutique en pleno centro de Edimburgo se había convertido en su hogar las últimas semanas.

Lo único que rompía con el silencio dentro de las cuatro paredes de aquel ascensor era la tediosa música  que acrecentaba su ansiedad. Pulcro, luminoso y... Moderno pensó el chico al cerrar la puerta de la habitación tras el. Supuso de inmediato que debía sentirse fuera de lugar.

Helena avanzo por un pequeño pasillo hasta perderse dentro de dos enormes puertas blancas, dejándolo solo en el espacioso recibidor.

Una taza de té a medio beber, su desayuno prácticamente intacto, algo de medicamento y un ligero desborden yacían silenciosos en la sala de estar.

—¿Quieres algo’—Preguntó minutos después.

Descalza y cubierta con un enorme y grueso sweater rosa pálido, que cubría poco más arriba de sus rodillas, se adentró dentro de la habitación.

—No, estoy bien.

Un par de pastillas y un trago de te frío recorrieron su garganta en un intento en vano de apaciguar su inestabilidad.

La últimas semanas había dormido poco a esas alturas de la noche su cara de zombi andante no hacían más que delatarla.

—No quiero ser...

—Descuida me voy—Interrumpió Tom con una sonrisa.

Helena le sonrió levemente mientras se dejaba arrastrar sin oponer resistencia alguna a lo que llevaba la noche entera ignorando.

Era ya demasiado fuerte para seguir luchando, su mirada gris perdió la chispa mientras se sumergía en un estado letargoso.

Era como si no fuese más ella, como si la vida que habitaba dentro suyo se apagase tan fácil como un interruptor.

Dos pasos más cerca suyo y ella no siquiera se inmuto.

—¿Helena?

—Mmm...—mascullo.

—¿Esta todo bien?

—Tengo sueño—Confesó—Tiempo después, al volver en sí.

Sus ojos grises parpadearon un poco para luego buscar la mirada del chico.  Estaba tan cerca suyo que no pudo evitarlo. ¿Pero acaso quería?

Sus labios fríos se posaron en su frente pálida en un beso lento y cariñoso.  Mientras sus manos se aferraban firmes sobre sus pequeños hombros.

—Descansa—Le pidió con sus labios pegados aún en ella.

Tom salió de la habitación dejando tras el su aroma mezclado con un fuerte olor a cigarro. Le resultaba realmente nauseabundo  más el tibio casi ardiente cosquilleo sobre su frente le ayudaba a asimilarlo.

No iba a dormir al menos esa noche no, eran demasiadas sensaciones juntas que su particular naturaleza necesitaba analizar.

^^^^

—Aún no lo se, supongo que en unos cuantos días—Respondió Helena al pasearse por la habitación colgada del teléfono—Te avisare tan pronto llegue, quiero que la veas. Esta tarde? No aún no tengo planes. Dame un minuto—Le pidió al escuchar los golpes en su puerta.

El chico se giró hacia ella tan pronto esta se abrió, llevaba el libro que supuso había olvidado en su auto. Helena se quedo inmóvil por unos minutos observándolo. 

—¡Helena!—Escucho por el auricular.

—¡Um! Dame un minuto ya lo anoto—Respondió, al hacerse a un lado para que el pasara.

Princesa Street, EH2 2DG
Edimburg
3:00 pm

Escribió en un pequeño papel.

—Lo tengo, nos vemos—Se despidió al colgar.

—Lo dejaste en el auto

—Gracias

Tom dejo el libro es sus manos, para dirigirse a la amplia ventada de la sala.

Helena supuso que no estaba solo para devolverle su libro, a pesar que deseaba saberlo no se atrevió a averiguarlo.

—¿Dormiste bien?—Quiso saber, al girarse para observarla.

Helena solo se encogió de hombros al dejar el libro sobre una estantería. 

Helena lo observo dirigirse por el pasillo hasta la entrada de su habitación, para luego dirigirse de nuevo hacia ella con su abrigo y sus guantes.

—Nos vamos—Ordeno Tom.

Tomándola  de su antebrazo delicada y firmemente para conducirla fuera de la habitación.

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